Las Vegas. El actor Alec Baldwin, quien disparó el arma que provocó la muerte de una cineasta en el set de la película Rust, “jugó a la ruleta rusa” cuando manejó un arma sin respetar las normas de seguridad vigentes en la industria cinematográfica, dice un compañero de rodaje en una demanda presentada en su contra el miércoles en Los Ángeles.
Mamie Mitchell, guionista de la película Rust, cuya directora de fotografía, Halyna Hutchins, resultó herida de muerte el 21 de octubre, es el segundo miembro del equipo de filmación en presentar una querella contra Baldwin y los otros productores.
Mitchell, quien pidió asistencia inmediatamente después del incidente, señaló que sufría de “angustia emocional” y otras perturbaciones por el daño “causado intencionalmente” por la producción.
“Los sucesos que llevaron al disparo de un arma cargada por parte del señor Baldwin no son mera negligencia”, advirtió la abogada de la guionista, Gloria Allred, en una conferencia de prensa en Los Ángeles.
Jugar a la ruleta rusa
“Al contrario, desde nuestro punto de vista, el señor Baldwin eligió jugar a la ruleta rusa cuando accionó un arma sin haberla revisado y sin que el armero lo hubiera hecho en su presencia”, argumentó la abogada.
“Su comportamiento y el de los productores de Rust fue peligroso”, indicó.
También son objeto de la demanda el subdirector, David Halls, quien entregó el arma a Baldwin diciéndole que era inofensiva, y la armera del plató, Hannah Gutierrez-Reed, responsable de las armas utilizadas.
La joven ha afirmado repetidamente que no estaba al tanto de la presencia de munición real en el set. Esta bala real estaba en el revólver de Baldwin mientras ensayaba una escena, y atravesó el cuerpo de Hutchins e hirió al director Joel Souza.
“El señor Baldwin y los profesionales experimentados sabían que el arma en cuestión nunca debería haberle sido entregada por el subdirector”, sino por la armera, afirmó Allred.
El actor “no podía por tanto confiar en ninguna declaración del ayudante de dirección sobre la inocuidad del arma”, reprochó.
Las normas de seguridad vigentes en la industria cinematográfica de Estados Unidos estipulan que el armero debe mostrar explícitamente al actor que el arma es segura y luego entregársela directamente.
"El señor Baldwin sabía que esa era la regla y que no se seguía. Y no comprobó el arma él mismo", añadió la abogada.