Fitch Ratings ratificó la calificación crediticia para la deuda soberana de México en BBB-, dentro del grado de inversión, con perspectiva estable; señaló que el avance logrado en el programa de vacunación mitiga los riesgos asociados al desarrollo de la pandemia.
“La calificación de México está respaldada por un marco de política macroeconómica prudente, finanzas externas estables y sólidas y una deuda pública en relación al producto interno bruto (PIB) estable proyectada en niveles por debajo” de países con una calificación similar, detalló la agencia.
Sin embargo, expuso que la calificación se ve limitada por una gobernanza débil, un crecimiento moderado a largo plazo, una intervención política continua que afecta las perspectivas de inversión y las implicaciones para las finanzas del gobierno federal por su estrategia de aliviar la carga fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex).
La perspectiva estable –la cual indica que no se prevé una baja adicional a mediano plazo– responde al “desempeño relativamente sólido de las finanzas públicas (...) Esto respalda nuestra evaluación de la credibilidad de la política macroeconómica como una fortaleza de calificación y un respaldo a la confianza del sector privado a pesar de las continuas intervenciones de política microeconómica y los desafíos de gobernabilidad”.
Fitch consideró que las finanzas públicas de México continúan superando las calificaciones de sus pares regionales. El modesto apoyo fiscal por encima de la línea durante la pandemia ha resultado en déficits fiscales estrechos y un aumento menor de la relación deuda/PIB que para la mayoría de los demás países con calificación BBB.
Sin embargo, el impulso fiscal limitado probablemente resultará en costos sociales más altos (más pobreza y subempleo), lo que aumentará el riesgo de cicatrices económicas y afectará el potencial de crecimiento futuro, agregó.
La calificadora de riesgo consignó que el presupuesto 2022 extiende el impulso fiscal limitado de México al próximo año, apuntando a un pequeño déficit primario del sistema público de 0.3 por ciento del PIB, que “es una relajación fiscal moderada en comparación con la directriz anterior publicada en abril de 2021”.
En ese sentido, la política fiscal sigue siendo coherente con una relación deuda/PIB relativamente estable. Fitch proyecta que la deuda del sector público se mantendrá alrededor de 48 por ciento del PIB hasta 2023, antes de reanudar un aumento gradual al final de nuestro horizonte de pronóstico de cinco años, aunque se quede por debajo de la mediana prevista de la categoría de calificación BBB de 2022 de 54 por ciento.
No obstante, advierte que la deuda de Pemex (equivalente a 9 por ciento del PIB) es un pasivo contingente del soberano, pero se prevé que el gobierno federal continúe apoyando financieramente a la petrolera, dado que una prioridad de esta administración ha sido fortalecer el papel de las empresas estatales de energía.
Por último, además de reiterar los riesgos negativos de la iniciativa eléctrica presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en la inversión, la firma de riesgo estima que la economía mexicana crezca 5.9 por ciento en 2021 y 2.8 por ciento en 2022.