Drama queen, protagónico, teatrero profesional y chantajista a más no poder, Lorenzo Córdova se pasea por los medios de comunicación para llorar amargamente por el recorte presupuestal que la Cámara de Diputados aplicó al Instituto Nacional Electoral (INE) para el próximo año, en el entendido de que no le importa cómo lo llamen o califiquen, siempre y cuando no se metan con su dinero –y ello quedó claro desde el primer minuto de ejercicio del actual gobierno federal–, siempre al grito de “ni un peso atrás”.
La Cámara de Diputados (única institución facultada por ley para aprobar, modificar y/o rechazar el presupuesto de egresos que cada año el Ejecutivo pone a su consideración) decidió recortar 4 mil 913 millones de pesos (reasignados para programas sociales) al monto originalmente solicitado por el INE para el ejercicio 2022, lo que ha provocado otra pataleta de Córdova, quien se dice dolido por la “total incomprensión” de los inquilinos de San Lázaro.
Consecuencia de lo anterior, según dice, el Consejo General del INE –léase él y sus compinches– “tomará las decisiones institucionales que considere adecuadas y promoverá las acciones jurídicas a las que tiene derecho en el marco de la Constitución y las leyes”, porque “los recortes presupuestales tienen como lamentable consecuencia la imposibilidad de seguir ampliando los derechos políticos de los ciudadanos”.
Pues bien, ¿cuánto ha costado a los mexicanos la “ampliación” de los derechos políticos de los ciudadanos que Lorenzo dice defender? Córdova ocupa la silla de consejero presidente (primero del IFE, por los dos primeros meses de 2014, y después del INE, a partir de abril de ese mismo año) y en los siete años transcurridos se duplicó el presupuesto para el “árbitro” electoral, al pasar de poco más de 12 mil millones de pesos en el año citado a 24 mil 215 millones en 2021 (ello independientemente de las partidas autorizadas para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, TEPJF, y la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, Fepade). Por cierto, la inflación en ese periodo fue de 37 por ciento (información del Inegi).
Con violines como música de fondo, Córdova se queja por el reciente recorte presupuestal para 2022 y sostiene que éste es el cuarto tijeretazo consecutivo que le aplican en San Lázaro. Sin embargo, como se observa, y la información es de la Cámara de Diputados, lejos de “minusvalías” –como les llaman– el INE ha obtenido un constante aumento en los dineros que le autorizan quienes deben hacerlo.
En los cuatro años (2019-2021, más 2022) que Córdova refiere, el INE ha recibido (y recibirá) alrededor de 77 mil millones de pesos, pero si se toma en cuenta desde que el drama queen ocupa la silla de consejero presidente (2014), entonces esa cifra crece a 163 mil millones, y con esa catarata de dinero “los derechos políticos de los ciudadanos” (Lorenzo dixit) no se han ampliado; siguen siendo los mismos.
Sólo como referencia, con motivo de la pandemia el gobierno federal ha gastado alrededor de 45 mil millones de pesos en la compra de vacunas para todos los mexicanos, de tal suerte que el presupuesto acumulado del INE (desde 2014) equivale a 3.6 veces el gasto público ejercido para la adquisición de las dosis referidas. Pero Córdova y su famiglia se niegan a soltar un peso, porque, según dicen, “la democracia está en riesgo”.
De hecho, si el periodo de análisis se amplía y se toma como base el año 2000, entonces lo que de forma acumulada han pagado los mexicanos para que su democracia “no esté en riesgo” (y los consejeros del IFE-INE vivan como reyes) suma la escalofriante cantidad de 300 mil millones de pesos, en números cerrados. Aparte, desde luego, el presupuesto conjunto del TEPJF y la Fepade, que en el periodo de referencia acumuló algo así como 45 mil millones de pesos.
Entonces, ¿así o más oneroso el “seguir ampliando los derechos políticos de los ciudadanos”? (que incluyen salarios y prestaciones de cuento de hadas para el teatrero consejero presidente y sus goodfellas; saludos, Martin Scorsese).
Las rebanadas del pastel
Mientras los paisanos envían remesas de forma creciente –que mucho ayudan al bienestar de sus familias y a la economía nacional–, otros no saben más que fugar capitales: “empresas y ciudadanos mexicanos han remitido 27 mil 750 millones de dólares a cuentas bancarias en Estados Unidos desde que inició la administración del presidente López Obrador” ( La Jornada, Dora Villanueva).