Dedicado a interpretar repertorio nuevo o de reciente creación, para Ónix Ensamble “ha sido difícil” llegar a 25 años, señala su fundador y director, Alejandro Escuer.
“La música contemporánea nun-ca es autosustentable porque vive de la experimentación y la vanguardia absolutas, y eso no es consumible por el gran público”, sostiene el flautista en entrevista a propósito del aniversario de esa agrupación, cumplido el 5 de julio pasado, cuyos festejos continuarán con un concierto este 20 de noviembre.
La presentación será a las 19 horas en la Sala Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), con el estreno mundial de cuatro obras escritas especialmente para ese ensamble por Oliver Dudon, Christian Quiñones, Aaron Levin y Keane Southhard. Asimismo, interpretará dos piezas de creación colectiva para video y música en vivo, con la participación de la bailarina Denise Moore y el videoasta José Pita.
De acuerdo con el compositor, el complejo panorama para la vertiente contemporánea no es privativo de México ni del ámbito musical: “En ninguna parte del mundo la música ni la danza ni el teatro de vanguardia han llegado a ser sustentables, no subsisten por sí solos, no hay manera. Son ramas de la creación artística tan nuevas que no llegan a ser tan consumibles.
“Son propuestas y proyectos que necesitan siempre de subsidio. En el caso de Ónix, por ahora sobrevivimos del Programa Música en Escena, apoyo del desaparecido Fonca que garantiza continuidad, y es algo relativo, porque cada tres años hay que concursar y nunca sabemos qué pasará.”
Mucho de quijotesco y de necedad hay en la historia de este ensamble, no sólo por enfrentar desde el principio la intermitencia en los apoyos y, con ello, la incertidumbre financiera. También porque su surgimiento se dio en medio de la ausencia en el país de agrupaciones abocadas sólo a la música nueva.
Al principio, refiere Alejandro Escuer, a nadie le parecía un proyecto viable ni recibía apoyos, y sobrevivió gracias a conciertos ocasionales y a que sus integrantes no esperaban una remuneración inmediata.
“Se conjuntó con que en México hay muchos compositores muy buenos que, en ese momento, no tenían un medio de cámara permanente para experimentar y probar piezas.
“Fue importante porque empezamos a generar un repertorio que no existía y, mientras se conformaba, tocamos obras de Edgar Varèse, Pierre Boulez y Witold Lutoslawski, entre otros, algo importante porque aquí no se hacía ese repertorio, y a nosotros nos daba escuela.”
A la fecha, Ónix ha estrenado 300 piezas y si algún aspecto ha mantenido en estos 25 años es su apertura estética, acorde a lo que sucede en la música desde fines del siglo XX y hasta ahora, según el flautista.
Un factor fundamental, destaca, es que el impulso de nuevo repertorio no sólo ha dado a conocer a nuevos compositores y sus lenguajes, sino “también ha ayudado a crear una tradición mexicana y latinoamericana de interpretación, no influenciada necesariamente por la tradición europea”.
Los festejos del 25 aniversario prevén el relanzamiento de dos de los primeros discos del ensamble, la producción de cuatro nuevos y el comienzo de una serie de monográficos con autores mexicanos. También, la edición de un libro conmemorativo y la producción de videos con conciertos hasta 2022.