Santo Tomás Ocotepec, Oax., En esta zona alta de la mixteca, el invierno es crudo y las posibilidades de gozar una vida saludable son pocas. La pobreza, el analfabetismo y la marginación son un cáncer que carcome de a poco a los habitantes de esta región.
Con el paso de los días, el frío arrecia y las necesidades de atención a la salud cada vez son mayores. Los servicios sanitarios resultan insuficientes y prácticamente nadie puede costear atención médica privada.
Dada esta situación, la organización internacional humanitaria Medical Impact México inició una campaña de vacunación contra la influenza en cuatro municipios de esta región del sureste del estado para evitar enfermedades respiratorias como la gripe de invierno.
De igual forma, suministra la inmunización triple viral y contra neumococo, hepatitis B y rotavirus. Pero no sólo eso: ofrecen servicios sin costo de consulta general, fisioterapia y educación en salud, y se dispensan medicinas y vitaminas a quienes las necesitan.
Con el apoyo de la Fundación Ávila Cruz, autoridades municipales adaptaron una cancha de basquetbol techada como centro comunitario, donde instalaron mesas y sillas para que especialistas en salud atendieran las dolencias de la gente, principalmente de la tercera edad con enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, presión arterial y afecciones cardiovasculares, por decir algunas.
El municipio de Santo Tomás, perteneciente al distrito de Tlaxiaco, se ubica a ocho horas por carretera de la Ciudad de México. Tiene 4 mil habitantes y casi 40 por ciento son analfabetos; otros sólo cursaron la primaria. Viven en pobreza moderada o extrema. Con sus ingresos no pueden cubrir necesidades básicas como alimentación, vestido, vivienda y educación. Los hombres se dedican a la agricultura y las mujeres al tejido bordado.
Las viviendas han sido edificadas con muros de madera, adobe o tabiques, con techos de lámina galvanizada o de asbesto con pisos de tierra. En temporada de frío son espacios perfectos para la incubación de enfermedades respiratorias, que afectan sobre todo a niños y ancianos.
Margarita Cirila Aguilar Reyes, una de las representantes indígenas de la comunidad, llegó a la brigada de salud con vestimenta típica de Santo Tomás: huipil de colores llamativos, rebozo blanco y vestido hecho de rollo negro, ambos de lana y elaborados a mano. Se vacunó para no enfermar.
Sandy Cruz Sánchez acompañó a su prima Yamila Mariel, de 13 años, quien se desplaza en silla de ruedas por su discapacidad motriz. No tienen dinero para costear un especialista particular. “Su mamá murió hace dos meses. Su papá trabaja en el campo y no puede acompañarla. Vengo a que la revisen y la fisioterapeuta me enseñe a darle masajes para estimular su desarrollo”.
Fernando llegó con su padre, afectado de parálisis, que le generó problemas con el movimiento, la coordinación, el habla y la alimentación. Lo atendió una fisioterapeuta, quien después de la valoración clínica le recomendó ejercicios de rehabilitación.
Al arrancar la brigada, que durará dos semanas, Medical Impact atendió a casi 100 personas. Su misión es brindar ayuda humanitaria a comunidades que lo necesitan, principalmente las más alejadas o ubicadas en zonas montañosas.
Arely Pérez, directora de educación médica de la ONG, expresó que en la población indígena hay resistencia a vacunarse debido a la desinformación, pero con ayuda de especialistas los convencen.
“Traemos vacunas para el esquema básico, entre ellas 300 dosis de hepatitis y 160 contra la influenza. El objetivo es aplicar los biológicos a 2 mil personas. El traslado de las vacunas es complejo y sensible; tienen que conservarse a entre dos y ocho grados, o la sustancia se inactiva. Usamos un refrigerador especial con control manual y un termómetro extra para verificar que la temperatura sea adecuada y lleguen en excelente condición”, añadió.