Alrededor de 27 por ciento de los casos de cáncer de pulmón son de mujeres con el antecedente de exposición a humo de leña, y a diferencia del resto de personas con este padecimiento y sin acceso a la seguridad social, pueden recibir laatención médica integral en los institutos nacionales de Cancerología (Incan) o de Enfermedades Respiratorias (INER), informó Fanny Romero, directora de la organización Respirando con Valor.
Comentó que ambos organismos cuentan con una partida presupuestal, el anexo 13 del Presupuesto de Egresos de la Federación, para la atención de mujeres con tumores malignos y está incluido el de pulmón.
Para ello deben cumplir un par de requisitos: no tener el antecedente de ser fumadoras y que su cáncer esté asociado a alguna mutación genética para la cual existan tratamientos médicos. Las pacientes reciben una atención personalizada, explicó la activista.
En entrevista con motivo del Día Mundial de Lucha contra el Cáncer de Pulmón (17 de noviembre), comentó que el resto de enfermos, en su mayoría hombres, carecen de acceso a los medicamentos que podrían prolongar su esperanza de vida.
Otro problema es que en la mayoría de los casos este tipo de neoplasia se detecta cuando ya está en etapas avanzadas y los afectados tienen una esperanza de vida de 12 meses, en promedio.
Cada año, alrededor de 8 mil personas mueren por esta causa en el país, y aunque uno de los principales factores de riesgo es el tabaquismo, Romero señaló la importancia de evitar el estigma y discriminación de los afectados que pudieron desarrollar la enfermedad por otros motivos, como la exposición a sustancias tóxicas en sus lugares de trabajo.
Además de la exposición al humo de leña que afecta a las mujeres que vivieron o están en zonas rurales del sur de la República, se reporta una alta incidencia de la neoplasia entre hombres que pasan mucho tiempo frente a parrillas de carbón.
Romero también destacó la importancia de que las personas identifiquen sus factores de riesgo y acudan al médico si presentan síntomas como ronquera, pérdida de peso, dificultad para respirar, cansancio o debilidad, infecciones como bronquitis o neumonía que no desaparecen o son recurrentes y tos persistente.