Cuando apenas comienzan a superarse algunos de los efectos económicos de la pandemia, el alza de los alimentos, combinada con la de los energéticos, pone en peligro el sustento de millones de hogares en México, donde los alimentos continúan como el gasto más fuerte de las familias, al consumir 38 de cada 100 pesos de su ingreso.
Algunos productos han llegado a su punto máximo en una década, según datos anuales del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de octubre, además que suben el transporte y los costos de producción.
Los mexicanos están pagando por la tortilla de maíz 16.07 por ciento más que el año pasado, el mayor incremento anual desde febrero de 2012, cuando aumentó 18.22 por ciento, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los consumidores pagan el pan de caja y el pan de dulce empaquetado 9.63 por ciento más caro que en octubre de 2020.
El atún y la sardina en lata registraron un incremento en el periodo de referencia de 12.33 por ciento, el más alto desde enero de 2018; las carnes secas, procesadas y otros embutidos como el jamón o las salchichas, subieron 12.22 por ciento anual en octubre pasado, su mayor alza en seis años. La leche pasteurizada, queso fresco, yogurt, mantequilla, helados y productos lácteos registran importantes incrementos.
Los consumidores pagan 12.11 por ciento más por el huevo que hace 12 meses; mientras los aceites y grasas comestibles se dispararon 32.47 por ciento, su nivel más alto desde enero de 2009.
Las tensiones inflacionarias generalizadas, provocadas por el encarecimiento de materias primas, energía o transportes ya han llegado a la alimentación. Grandes fabricantes, tanto mexicanos como multinacionales, han reconocido en fechas recientes que la coyuntura los obliga a incrementar los precios como medida de urgencia para salvaguardar los márgenes y paliar, en la medida de lo posible, los mayores costos, que en México se traducen en una inflación anualizada de 6.24 por ciento en octubre, el mayor nivel desde el 2017.
Carnes, frutas y verduras, en ascenso
Aunque los recursos que las familias mexicanas dedican a alimentos disminuyeron 5.9 por ciento en el 2020, según la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto (Enigh), también del Inegi, los alimentos, bebidas y tabaco continúan como el gasto más fuerte de los hogares, con 38 por ciento del total.
Las personas que se encuentran en los deciles (I, II, III) de ingreso con menores recursos son las más propensas a sufrir carencias sociales.
Del total de los hogares en México, 27.5 por ciento (deciles I, II y III) gastaron su ingreso en carne; los deciles de ingreso con mayores niveles, 15.3 por ciento del total de los hogares gastaron en pescado; mientras los tres deciles más bajos, en conjunto sumaron 23 por ciento del gasto en pescado.
El incremento del pollo en piezas, la carne de cerdo, de res y la manteca de cerdo es de doble dígito, de entre 10.44 y 28.38 por ciento. El aumento del aguacate (26.95 por ciento); la manzana (25.6 por ciento), el chile serrano (68.13 por ciento), están entre los más altos de las verduras y frutas.
El gasto que dedican los hogares de los deciles de menor ingreso a las verduras es similar a los de alto ingreso, pero no así para su desembolso en fruta. Su gasto en alimentos fuera del hogar es inferior (19 por ciento) al que hacen los hogares de los deciles IX y X, de 29 por ciento.
Es decir, “no es lo mismo enfrentar el golpe al consumo con dos salarios mínimos (8 mil 500 pesos mensuales) que con un sueldo de más de 100 mil pesos”, destacó Alfredo Coutiño, director general de Moody’s Analytics.