Los entrenadores de boxeo no firman autógrafos. Suelen ser hombres cuyo anonimato se refuerza con la discreción de un trabajo ejecutado desde el rincón de un cuadrilátero y en el encierro sudoro-so de los gimnasios.
El caso de Eddy Reynoso es distinto, el hombre de 45 años quien ha estado junto al éxito imparable de Saúl Canelo Álvarez también adquiere categoría de estrella. Mientras camina entre la gente que acudió a la inauguración de la convención anual del Consejo Mundial de Boxeo, el responsable estratégico de las victorias del pelirrojo es solicitado por aficionados.
Reynoso se detiene entre halagado y cierta timidez. También le llama la atención ser solicitado para fotos, autógrafos y manifestaciones de admiración.
“Es muy bonito que volteen a ver el trabajo que se hace afuera del cuadrilátero en la carrera de un boxeador”, dice mientras se abre camino entre la gente; “siempre hemos estado a la sombra, pero una pelea se prepara en meses no sólo de gimnasio sino de gabinete”.
Eddy afirma que una parte de su labor consiste en estudiar. No es una metáfora de su actividad y sí una necesidad. Pasa horas analizando posibles rivales o adversarios en puerta, toma notas, piensa, un trabajo impercepti-ble pero que cobra su manifestación más concreta en el cuerpo de Canelo, o cualquiera de sus peleadores, cuando suben a escena. Ahí debe reflejarse todo el esfuerzo invertido en la reflexión.
“A veces no nos toman en cuenta”, reconoce Eddy; “pero es necesario dignificarlo y darle el lugar que merece. Son muchos años de esfuerzo y que empiezan a ser reconocidos, la prueba de eso lo refleja Canelo Álvarez, figura que llegó muy alto gracias al trabajo serio”.
Eddy no se atribuye la autoría del éxito del Canelo. Dice que se trata de un proceso de retroalimentación entre el campeón mexicano y el entrenador dedicado.