Desde la primera semana de agosto, la variante delta del coronavirus se ubicó como predominante en la cifra de casos detectados en México, con más de 93 por ciento de 32 mil pruebas de secuenciación genómica realizadas. Para septiembre, la totalidad de los exámenes indicaron que la infección fue causada por la misma cepa, señala un reporte de la Secretaría de Salud (Ssa).
Hasta el pasado 18 de octubre, no había evidencia de ninguna otra nueva variante en territorio nacional, ni tampoco en el registro de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En tanto, se mantiene la vigilancia sobre otras 14 variantes detectadas durante la pandemia, mientras las consideradas de preocupación, aunque desplazadas por delta, siguen siendo las identificadas como alfa, beta y gamma.
El informe de la Ssa indica que las 32 mil 81 secuencias del virus obtenidas por la Red de Vigilancia coordinada por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (Indre), se han depositado en la plataforma global Gisaid.
Hasta ayer, este mecanismo internacional de intercambio de datos de vigilancia genómica de virus de influenza y el SARS-CoV-2 contenía la información de 5 millones 144 mil 324 secuencias genómicas del coronavirus.
En la Red de Vigilancia de México participan institutos de salud, universidades de cinco estados de la República, dos organismos de Estados Unidos –entre ellos los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)–, así como el consorcio integrado por el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados; y el Instituto Mexicano del Seguro Social.
La estadística más reciente indica que en la semana del 19 al 25 de septiembre se tuvieron 685 secuencias registradas, de las que cien por ciento eran delta. Para la siguiente semana, con 178 secuencias, también la totalidad correspondieron a dicha variante, la cual se ha distinguido por su mayor capacidad infecciosa y de propagación.
Los expertos resaltan en el informe que todos los virus cambian con el paso del tiempo, aunque la mayoría de las modificaciones tienen escaso o nulo efecto sobre las propiedades del virus.
No obstante, es importante vigilar las alteraciones que se presenten, a fin de identificar si tienen la capacidad de influir en la propagación, gravedad de la infección, eficacia de las vacunas o medicamentos.
También es posible que se afecten los medios de diagnóstico o las medidas de mitigación y control de la enfermedad, indican.