Moscú. Por si tuvieran pocas discrepancias en nuestro planeta, Rusia y Estados Unidos agregaron este martes una nueva, esta vez en el espacio exterior al acusar Washington a Moscú de “irresponsabilidad” por poner en peligro la tripulación de la estación espacial internacional (EEI) y responder Moscú a Washington de que es “hipocresía” culparlo de hacer lo que él mismo ha hecho desde mucho antes.
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En concreto, el motivo de la nueva desavenencia son los mil quinientos fragmentos de un satélite que pasaron a una distancia que, a juicio de Estados Unidos, podría representar peligro para la EEI y que los militares rusos llamaron, un día después, efecto inevitable de la destrucción de un satélite obsoleto.
El titular de la cartera de Defensa de Rusia, Serguei Shoigu, incluso elogió hoy lo que calificó de “impacto de misil con precisión quirúrgica” que permitió coronar con éxito la prueba.
Para Estados Unidos, según el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, “el comportamiento irresponsable y peligroso de Rusia atenta contra los acuerdos de estabilidad en el espacio, vigentes desde hace mucho, y muestra que las declaraciones rusas en el sentido de que no se debe militarizar el espacio no son sinceras, son falsas”.
El ministerio de Defensa ruso confirmó este martes que realizó, el lunes anterior, una prueba con un misil antisatélite que impactó en un artefacto orbital ruso Tselina-D que se encontraba en órbita desde los años 80 del siglo pasado y había dejado de funcionar.
Los fragmentos del satélite destruido –insistió el ministerio de Defensa– “no representaban peligro alguno para ninguna estación orbital, de igual manera que los ensayos anteriores que llevaron a cabo China, India y el propio Estados Unidos”. Además, sostienen los militares rusos, el Pentágono “nunca pone en conocimiento de nadie que va a probar una nueva arma en órbita”.
En este caso, “Estados Unidos –subraya Rusia– sabía perfectamente que los fragmentos que se desprendieron durante la prueba, y más aún los parámetros de su órbita no significaban ni van a significar peligro para ninguna estación orbital, aparato cósmico o actividad en el espacio”.
Moscú insiste en que desde hace tiempo propone a Washington firmar un tratado que proscriba emplazar armas en el espacio, pero “Estados Unidos y sus aliados bloquean siempre la adopción de un documento de ese tipo”.
El canciller ruso Serguei Lavrov cerró el círculo vicioso de las descalificaciones recíprocas de quienes tienen los mayores arsenales nucleares y devolvió la polémica al punto de partida al acusar de “falsedad” a Estados Unidos: “Culpar a Rusia de crear riesgos para el uso pacífico del espacio es, por decir lo menos, pura hipocresía. No hay ninguna prueba”.