Las instituciones financieras digitales ( fintech) han revolucionado al mundo del crédito. Hasta finales del siglo pasado para conseguir dinero, seguros o fianzas las personas se desplazaban al banco, a la aseguradora o a la afianzadora; ahora, sin necesidad de moverse de su escritorio pueden contratar el instrumento que necesiten. Aún dominan el mercado las instituciones tradicionales, pero cada vez hay más apertura a las fintech que no necesitan oficinas, infraestructura física ni personal para atender a los clientes, por lo que sus operaciones son muy ágiles.
Las instituciones tradicionales se han adaptado paulatinamente a esta situación. Ahora, cualquier persona puede hacer traspasos entre cuentas, depósitos, retiros o el pago de cualquier bien o servicio por Internet desde cualquier parte del mundo. En forma paralela a la transformación de los grupos financieros tradicionales han surgido empresas digitales para ligar prestamistas con prestatarios en forma directa, hacer operaciones en bolsa, comprar o vender cualquier instrumento financiero y obtener créditos en forma automática.
En el pasado, cualquiera de estas operaciones requería un alto costo social, con la presencia de la persona en una sucursal, con contratos, cheques o tarjetas para realizar cualquier movimiento, lo que implicaba un mayor esfuerzo, la utilización de infraestructura física y la atención personalizada del representante bancario. En muchas ocasiones, para realizar un trámite se necesitaba acudir varias veces a la sucursal y recabar la firma de dos o tres funcionarios, lo que implicaba gran burocracia.
La nueva tecnología también trae una separación entre las personas que se actualizan y las que se rezagan. En general, la población de mayor edad y, en especial, los adultos mayores, están menos familiarizados con Internet, por lo que prefieren ir a una sucursal a realizar sus operaciones. En cambio, los jóvenes no quieren acudir a una sucursal porque pierden su tiempo en algo que no consideran necesario. Ellos prefieren operar directamente a través de la red y lo hacen de manera natural.
El cambio del mundo financiero genera un ahorro de grandes recursos en este sector, lo que aba-rata los servicios. Pero lo más importante es que la revolución digital genera instituciones financieras con productos novedosos que se ajustan a las necesidades de cada grupo social.