Vaya con las bodas.
En una se pecó de ostentosa, y defenestró a un funcionario; en otra, también ostentosa, pero que impidió que un alcalde cumpliera con la obligación de atender a sus gobernados, no pasó nada.
Hace una semana, más o menos, nos enteramos de una boda que al efectuarse en Guatemala, y ubicarse fuera de las reglas de la 4T, es decir no cumplir con las normas de la austeridad, cercenó el trabajo de uno de los funcionarios más importantes del actual gobierno federal.
Al final de esa misma semana, luego de una terrible explosión, con saldo de un muerto y más de una veintena de viviendas de gente pobre destruidas, supimos que otro funcionario, éste del ala derecha de la política, no estaba en la Ciudad de México para atender a los damnificados porque se había ido a otra boda, en San Luis Potosí.
Para el funcionario de Morena, calificado en todos los ámbitos como uno de los que mejor desempeñaban su trabajo, la falta fue imperdonable y presentó su renuncia. En todas las esferas del poder, o en casi todas, se lamentó el hecho, pero quedó claro que era la consecuencia de no obedecer lo que indica el librito de la 4T, que resulta implacable por lo que hace a ese tipo de actitudes.
En cuanto a lo sucedido en la colonia Pensil, dentro de la alcaldía Miguel Hidalgo, el asunto resultó bien diferente. Para empezar hay ya dos muertos y mucha gente se quedó sin hogar, mientras el alcalde, Mauricio Tabe, disfrutaba, junto con su similar de la alcaldía Benito Juárez, de las bondades de los festejos que ofrece un boda.
No hubo, desde luego, mayor consecuencia para el funcionario ausente. Mauricio Tabe recurrió al cinismo propio de los azules y admitió que no ocurrió al lugar de la desgracia porque andaba de festejo. Por un momento alguien pensó que utilizaría la portentosa frase del clásico azul: “Yo por qué”.
En fin, el asunto es que son de destacar las diferencias. Tabe ni siquiera ha ofrecido una disculpa –no nos hemos enterado de eso– a los que perdieron a un familiar o a los que se quedaron sin casa. Ni por asomo planteó dejar el cargo, por medio de una licencia permanente, y sigue en el puesto, mientras no lo inviten a otro festejo.
Entonces, cuando se habla de las diferencias entre quienes gobiernan y quienes gobernaron, sí se deben tomar en cuenta algunas como las que hoy exponemos, cuando menos para que las opiniones sean apegadas a la realidad y no busquen engañar a la gente.
Curioso detalle, la hoy esposa del funcionario de Morena, Santiago Nieto, fue o es una muy destacada defensora de los intereses de los azules, es decir, de la derecha.
De pasadita
Resulta un tanto penoso que a una magistrada del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, Celia Marín Sasaki, se le niegue un amparo por notoriamente improcedente, porque se entiende que ella debería conocer a fondo las leyes, y porque de no ser así, no se puede confiar en sus juicios.
La magistrada, quien se opuso y se opone a la relección del actual presidente del órgano judicial, Rafael Guerra, también fue rechazada por sus compañeros de toga en la pasada elección donde triunfo Guerra, porque sólo obtuvo tres votos –contando el de ella misma–, de 79 posibles.
Pero para darnos un idea del lado que masca la iguana, habría que decir que el abogado de la magistrada Marín es Antonio González Galicia, quien fungiera como director de consignaciones civiles del propio tribunal, y amigo distinguido de la secretaria particular de Édgar Elías Azar, que aún no sale de la memoria del organismo.
El resultado no deja bien parada a la magistrada, pero tampoco quiere decir que el actual presidente sea el último refresco del desierto, que quede claro.