Terminó en Glasgow la Cumbre 26 sobre cambio climático. Su objetivo fundamental era lograr acuerdos para impedir que el calentamiento del planeta sobrepase un aumento de 1.5 grados respecto del siglo XIX. Y para ello se requieren recortes drásticos en las emisiones de dióxido de carbono (C02), el principal gas de invernadero, liberado por la quema de combustibles fósiles.
A la cumbre se llegó con una pésima noticia: la temperatura del planeta ya aumentó 1.1 grados en promedio y este año deja miles de muertes por inundaciones, olas de calor, incendios forestales y huracanes más frecuentes y más intensos. Si se superan 1.5 grados serán muchísimo más destructores. Y en 2050 habrá por lo menos 250 millones de desplazados por el cambio climático. En América Latina, 18 millones, 2.6 por ciento de la población de la región. México será de los países con mayores problemas por desplazamientos dentro de su territorio y por los migrantes de Centroamérica.
El gran reto es entonces disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (especialmente C02) 45 por ciento para 2030. Y en 2050, eliminarlas por completo. Sin embargo, van camino de incrementarse 16 por ciento respecto de 2010. La causa: la producción mundial de petróleo, gas y carbón exceden más del doble el nivel necesario para no superar 1.5 grados.
¿Qué se logró en Glasgow? El compromiso de Estados Unidos y China, que generan 40 por ciento de los gases de efecto invernadero, de “reforzar las acciones climáticas” en la presente década, a fin de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y lograr que la temperatura no rebase 1.5 grados. ¿Lo harán?
Por otro lado, los coches de gasolina y diésel serán eliminados en los principales mercados de 31 países para 2035. Y en 2040, en el resto del mundo. No lo firmaron los tres mayores mercados: Estados Unidos, China y Japón. Tampoco España, Alemania y Francia. Ni los grandes fabricantes de vehículos: General Motors, Ford, Mercedes Benz, Volvo, BYD Co Ltd de China y Jaguar Land Rover, una unidad de Tata Motors de India, Toyota, Volkswagen y Renault-Nissan-Mitsubishi.
En otro acuerdo, más de 100 gobiernos se comprometieron a frenar la deforestación y la degradación de la tierra antes de 2030. Entre los firmantes, los que más pierden bosques y selvas: Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y México. Para ello, habrá cerca de 22 mil millones de dólares. Una parte irá a pueblos originarios que integran la Alianza Global de Comunidades Territoriales. Sobre dicho apoyo hay muchas dudas pues en 2009 los países desarrollados se comprometieron a aportar 100 mil millones de dólares cada año a partir de 2020, a fin de ayudar a otras naciones a hacer la transición a economías de bajo carbono y adaptarse al cambio climático. El compromiso lo extendieron después hasta 2025. Los fondos siguen en el limbo.
Otra iniciativa: la Alianza más allá del petróleo y el gas. El grupo incluye a Francia, Suecia, Irlanda, Gales, Groenlandia y Quebec. California, Portugal y Nueva Zelanda, como miembros asociados. Italia apoya al grupo. Se comprometen a poner fin a todas las nuevas concesiones, licencias y arrendamientos para proyectos de petróleo y gas, y a fijar una fecha para suspender su producción y exploración. Ausentes, los grandes productores de hidrocarburos. Y México.
En fin, otras promesas pero no las requeridas para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1.5 grados. Los países deberán presentar a finales de 2022 nuevos compromisos nacionales de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero, tres años antes de lo previsto. Pero “teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”. En cuanto al carbón, todo indica que su uso va en retirada. No en México.
Hace ocho días expresé mi pesimismo sobre los frutos de la COP26. El sábado pasado lo refrendó en Glasgow el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al advertir que el mundo sigue estando “a las puertas de una catástrofe climática pues lo logrado en la COP26 no es suficiente”.
Y en cuanto a México, en la reciente edición del suplemento La Jornada Ecológica –https://ecologica.jornada.com.mx/ecologica–, varios especialistas ofrecen un panorama nada alentador sobre los efectos nocivos que nos causará el uso desmedido de hidrocarburos y carbón. También las alternativas para aminorarlos y la necesidad de establecer una política de Estado para evitar lo peor.