La información más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía señala que el indicador mensual de la actividad industrial (IMAI) disminuyó 1.4 por ciento en términos reales en el noveno mes de 2021 respecto al mes previo, con base en cifras desestacionalizadas. Sin embargo, en su comparación anual, la producción industrial se incrementó 1.7 por ciento en términos reales en el mes en cuestión. Por sectores de actividad económica, la construcción aumentó 9.2 por ciento y la minería 2 por ciento, mientras que la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final descendió 3.4 por ciento y las industrias manufactureras 0.5 por ciento.
Con base en esos números, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico analiza el panorama ( Debilidad estructural en el sector secundario mexicano , del que se toman los siguientes pasajes) y lo lleva a concluir que “la economía en México muestra la conclusión del rebote observado en la primera mitad del año; la inflación continúa por encima del objetivo del banco central y la inversión, principal herramienta para cambiar la tendencia a la baja de la economía, se encuentra en niveles inferiores a los necesarios para esperar una corrección”.
El IMAI retrocedió 1.4 por ciento en septiembre con referencia al octavo mes de 2021 y hubo un crecimiento anual de 1.7 por ciento. En el noveno mes del año su variación anual fue de -7 por ciento, es decir, el avance, aunque es positivo, no es lo suficientemente vigoroso como para cambiar la tendencia a la baja, vislumbrando de esta manera un cierre de año débil.
Dentro de los componentes de la actividad industrial se observa que sólo la minería registró un crecimiento mensual, aunque marginal (0.1 por ciento). En su comparativo anual, tanto las manufacturas como la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final mostraron comportamiento negativo (-0.5 y -3.4, respectivamente). Sin duda este último dato debe remarcarse, ya que ambos sectores se están comparando con los datos negativos de 2020, en donde las manufacturas retrocedieron 4.8 y electricidad, agua y gas 6.9.
La tendencia de los componentes de la actividad industrial muestra que su pérdida de fuerza es algo sistémico, más allá de lo que ocurre con los semiconductores, representa el costo de no tener una política industrial, es la herencia viva del modelo económico basado en el comercio.
En primera instancia, se nota una afectación en dos sectores industriales (generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final y manufacturas), de tal suerte que su rendimiento es negativo comparado con datos que están ya en rojo. En segunda instancia, los registros en su comparación mensual registran una minusvalía y sólo uno de sus cuatro componentes tuvo un incremento durante el mes.
El ciclo económico de la actividad industrial registra una tendencia a la baja, que está alineada con lo observado en el ciclo industrial de Estados Unidos, el cual tiene una alta afectación en los sectores exportadores del país. Los datos anteriores muestran que la debilidad industrial va más allá de las deficiencias existentes en la cadena de suministro, no es sólo por la falta de oferta de chips o por el tema inflacionario.
Al analizar las tendencias de los cuatro componentes de la actividad industrial se observa que las tendencias de todos van a la baja. En el caso de minería, el subsector que muestra debilidad es el referente a la extracción de petróleo y gas. La minería de minerales metálicos y no metálicos continúa con su senda positiva promediando en el año 13.1 por ciento de crecimiento anual.
El contexto planteado no ayuda a prever que el último trimestre del año pueda traer un crecimiento mayor al esperado; la debilidad estructural en el sector secundario es evidente, la contingencia sanitaria mermó la fortaleza productiva del país y el contexto internacional reprime la cadena de suministro. Mientras la inversión continúa siendo insuficiente.
Las rebanadas del pastel
Habemus presupuesto para 2022: a pesar de las pataletas y los chantajes de la oposición, el gasto será de 7.8 billones de pesos, tal cual lo propuso el presidente López Obrador.