Hans Hoffmann (Franz Rogowski) es un sobreviviente de los campos de concentración nazis. También ha subsistido a una represión más persistente y tenaz, la impuesta por el homofóbico artículo 175 del código penal alemán, vigente de 1872 a 1969, que condenaba con largos años de trabajos forzados a todo hombre sorprendido en actos sexuales con personas de su mismo sexo. Luego de un prólogo muy explícito, filmado en blanco y negro, en el que se observa la rutina de ligue de homosexuales en mingitorios públicos, que resulta ser un material capturado con cámaras de vigilancia de la policía en 1968, La gran libertad (Grosse Freiheit, 2021), segundo largometraje de ficción del austriaco Sebastian Meise (Stillleben, 2011), procede a narrar en tres épocas distintas, finamente secuenciadas, la cadena de arrestos y encierros que padece Hans por sus presuntos delitos sexuales.
La libertad a que hace alusión el título se refiere a la actitud de desenfado y desafío que ha mantenido el prisionero Hans desde los tiempos de su primer internamiento en los campos de exterminio hasta las visitas sucesivas a esa cárcel que se ha convertido, en el único hogar posible y en un refugio para vivir su sexualidad. También para el roce con ese amor que tiene prohibido en el mundo exterior. Son varios los objetos de su deseo sexual en el reclusorio, pero el más inaccesible, ese emblema de virilidad que encarna el homófobo Viktor (Georg Friedrich), es el mismo que le depara la gratificación vital. El realizador elabora un retrato complejo de su protagonista y del medio en que se desenvuelve. La actuación de Franz Rogowski acentúa el empecinamiento moral de Hans, el carácter intransigente de un hombre forjado en experiencias de encierro mucho más duras que esa misma cárcel a la que llega como un veterano prematuro, listo para lidiar con los reos más agresivos y soportar las inclemencias de los inmundos separos de castigo. Hans Hoffmann es, en materia de infracciones a la moral y a las buenas costumbres, un reincidente jamás arrepentido, un recalcitrante delincuente sexual de triángulo rosa.
La gran libertad narra una delicada historia de fraternidad homosexual en los ambientes carcelarios más duros, como en una novela de Jean Genet (Milagro de la rosa, 1946), o en Un canto de amor (Un chant d’amour), único cortometraje filmado por ese escritor en 1950. Pero más allá, lo que su cinta señala es el agravio mayúsculo de un artículo represivo que los nazis volvieron más severo y que la democracia de la posguerra no supo o quiso abolir hasta 1994. La historia de toda esa aberración jurídica la refieren los estadunidenses Rob Epstein y Jeffrey Friedman en un documental imprescindible, Paragraph 175 filmado en 2000. El cineasta austriaco le devuelve ahora en esta ficción su complemento perfecto.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional a las 12.30 y 18 horas.