Luego de años en que creció hasta dos y tres veces por encima de la capacidad de compra de la población mexicana, el sector inmobiliario se recupera a marchas forzadas de la desaceleración a la que fue limitado, primero por el congelamiento de proyectos en la Ciudad de México y luego por el cierre económico que impuso la pandemia de coronavirus.
“Las necesidades del mercado han cambiado”, explicó en entrevista María José Fernández, directora general de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI). Reconoció que la pandemia cambió el perfil de la industria. Hay proyectos que se han tenido que replantear –sobre todo los de oficinas– para ser obras de uso mixto, en las que también se prevé vivienda y centros comerciales.
Agregó que no es la primera crisis inmobiliaria, por lo que se sabe que la recuperación será paulatina. “No es un sector que apagues y prendas, toma tiempo tomar inercia”, y más en el contexto actual. La pandemia no sólo “pegó en las obras, sino al usuario final, al comprador. Hay mucha gente que tal vez no se siente cómoda con un préstamo a 10 o 15 años (...) entonces ha habido muchísima cautela, la demanda se ha visto muy mermada”, detalló Fernández.
Sin embargo, más allá de la pandemia, los datos exhiben que el mercado inmobiliario soslayó por años la realidad económica de la mayoría de la población. El sector fue por un derrotero distinto al de la inflación general –tanto a nivel nacional, como en la Ciudad de México– y también lejano al crecimiento de los salarios de los trabajadores formales, que suponen tener mejores remuneraciones que 56 por ciento de la fuerza de trabajo que se ocupa en la informalidad.
El índice de precios que realiza la Sociedad Hipotecaria Federal muestra que entre el primer trimestre de 2005 y el segundo de 2021, el costo de la vivienda en el país aumentó 176.5 por ciento, es decir que estuvo cerca de triplicarse, mientras la inflación acumulada en ese periodo fue de prácticamente la mitad, 92.3 por ciento con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
En la Ciudad de México esta disonancia entre el sector inmobiliario y el costo general de la vida fue más marcada. Mientras la inflación acumulada en la entidad fue de 98 por ciento para el mismo periodo, el valor promedio de la vivienda se poco más que triplicó, al haber registrado un aumento de 230.7 por ciento.
Si el incremento general en los precios no fue una guía para el mercado inmobiliario, tampoco lo son los salarios de los trabajadores formales registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social. Mientras la vivienda se encareció 176.5 por ciento a nivel nacional, las remuneraciones promedio aumentaron 122.2 por ciento.
En la Ciudad de México la brecha se amplía, la vivienda aumentó más de 230.7 por ciento, mientras los salarios de trabajadores formales lo hicieron 108.2 por ciento en el mismo periodo.
A consulta de si el mercado inmobiliario venía desarrollándose a un ritmo que no tenía muy en consideración el poder adquisitivo de la población de la Ciudad de México, Fernández respondió: “creo que sí, venía subiendo la oferta porque estaba habiendo mucha demanda. Los proyectos sí se estaban vendiendo”.
“Siento que esta crisis afectó muchísimo a la clase media de nuestro país, generalmente un mercado muy importante para la adquisición de vivienda. Entonces pienso que tenemos que empezar a ver, que se empiece a recuperar el poder adquisitivo de la población y la confianza para que se sientan en una posición de seguridad para adquirir y poner su patrimonio en una vivienda.”
Los datos muestran que estas brechas se construyeron antes de la pandemia. Del primer trimestre de 2005 al cierre de 2019, la inflación aumentó 80.3 por ciento a escala nacional y 85.4 por ciento en la Ciudad de México; el salario lo hizo 94.5 y 79.6 por ciento, respectivamente, y en el mismo orden la vivienda se encareció 149.4 y 214.8 por ciento.
En la Ciudad de México, donde el mercado inmobiliario se hundió en una carrera para generar proyectos que ignoraron la capacidad de compra de los trabajadores, se puso un freno al inicio de la administración de Claudia Sheinbaum.
“Entramos a la pandemia después de una época complicada. Entonces no nos vamos a recuperar tan fácil. Por un lado, porque la demanda está muy golpeada y por otro, porque no hay tanto interés de los inversionistas, hasta no ver que se empieza a recuperar el mercado”, dijo Fernández.
Agregó que se ha hablado con la jefa de gobierno, la ADI se sumó a su plan de reactivación económica y si bien hay una mayor disposición, “nos encantaría ver una mayor celeridad, que toda esta buena voluntad se pueda traducir en cuestiones de una mayor agilidad de todo el proceso” de trámites, así como más medidas.
Expuso que para 2021-2022 a escala nacional se prevé una inversión de 19 mil millones de dólares, atraída por el sector inmobiliario. El 52 por ciento de los proyectos que corresponden a esa inversión ya están en obra o en proceso de ejecución y el resto en trámites y licencias, lo que derivará en una mayor derrama económica.