La tecnología en sí es deflacionaria, ya que genera un exceso de oferta que puede provocar una disminución generalizada de los precios, pero con la crisis de semiconductores, la historia ha cambiado.
Todos los productos digitales llevan chips. Los semiconductores son necesarios para construir los circuitos electrónicos de celulares, computadoras, tabletas, lavadoras, televisores, consolas y puntos de acceso inalámbrico, entre otros.
La sobredemanda y escasez de microchips son la realidad que viven las industrias. Así, ante fábricas paralizadas, producción insuficiente y constantes retrasos en la entrega de pedidos, los precios van al alza.
De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de octubre, el costo de los televisores en México se disparó 12.49 por ciento respecto del mismo mes de 2020, cuando la variación de su precio es negativa o muy cercana a uno por ciento. Los aparatos electrónicos aumentaron 6.36 por ciento anual en el periodo de referencia, pese a que su registro histórico es deflacionario.
Luis Gozalí, codirector de inversiones de Franklin Templeton México, explicó que en Estados Unidos la gente está consumiendo bienes duraderos, cosa que no pasaba en otras crisis.
“Televisiones, coches, refrigeradores son cosas que realmente no necesita comprar la gente en una crisis; hoy por hoy está comprando porque está sentada en cuentas infladas por los incentivos que recibió de la administración de Joe Biden.”
Generalmente, los bienes duraderos que dependen de la tecnología tienden a bajar de precio, “la tecnología es deflacionaria”, aseveró el especialista de Franklin Templeton. “Vemos que históricamente los servicios tienden a subir de precio y jalar la inflación; los bienes duraderos no”.
La digitalización y la recuperación del consumo ha impulsado la demanda de semiconductores, mientras la oferta tardará aún en adaptarse, por lo que es otra causa del porqué estos artículos tecnológicos han subido de precio, ya que en México no se otorgaron incentivos, lo que no quiere decir que no haya demanda, pero no de la misma magnitud que en Estados Unidos.
Por otra parte, las cotizaciones de materias primas siguen imparables. Los alimentos ya procesados están registrando mes con mes subidas en sus precios.
“Las mercancías alimenticias son más difíciles de aplacar, dado que están ligadas a los productos agropecuarios o materias primas. Por lo que el Banco de México va a ayudar a mantener las expectativas ancladas de inflación y sostiene que estará atento, que le preocupa y que está actuando contra la inflación, pues no puede evitar que el jitomate, la cebolla, el chile serrano, etcétera, suban de precio”, explicó Gonzalí.
El pan de caja, los enlatados, las tortillas, el pan blanco, las tortillas de trigo, los helados, los embutidos, los refrescos, las galletas y el agua embotellada, todos presentan incrementos generalizados.