Cuando una actividad como la tauromaquia carece de políticas claras por parte de sus actores, y por tanto de posturas definidas y de respuestas oportunas y enérgicas, se vuelve presa fácil de la politiquería, tanto interna como externa o, si se prefiere, del taurineo y del futureo electorero.
Primero el senador animalista por Morena, Ricardo Monreal Ávila, abogando por su futuro político y por la preocupante actualidad de los animales, aunque sin haber consultado a los sectores afectados, presentó el 21 de septiembre una sesuda iniciativa de Ley General de Bienestar Animal, no con la quimérica idea de mejorar la existencia de las diversas especies, sino de parecernos en algo a los países modernos y desarrollados, cuyo cinismo afirma que proporcionan un trato igualitario a humanos y animales, aunque ello sea totalmente falso.
En seguida, los voceros oficiosos del monopolio convocaron a taurinos y aficionados a participar en una marcha contra tan arbitraria ley el jueves 11 de noviembre en la Ciudad de México y otras ciudades de los estados, en la que participaron empresarios y personal de diversas actividades relacionadas con la producción y comercialización de animales, habida cuenta de que no se legisla con base en gustos y simpatías, sino con la cabeza y el consenso de las partes.
Por último, el 8 de noviembre la Asociación Nacional de Matadores envió a sus agremiados un comunicado en el que les advertía “de no participar como institución social (sindicato) en la marcha” a la que antes se había convocado. ¿El motivo del cambio de planes? Pues que tanto Manuel Sescosse, de Tauromaquia Mexicana, como el senador sin funciones pero hiperactivo Pedro Haces Barba −el titular Germán Martínez se ausentó temporalmente para fungir como director del Seguro Social, pero volvió al Senado el 22 de mayo de 2019−, el senador, ¿en funciones o tampoco?, Cristóbal Arias, y el apoderado Fernando Rosique, tras un diálogo, por fin, con el senador Monreal, tuvieron “resultados alentadores”. Veremos en qué acaba este estira y afloja de animalistas oportunistas, electoreros y toreros, senadores en funciones y sin éstas, y gremios exigentes a veces y sumisos las más.
Sobre la apoteósica corrida de Las Calaveras, otros tuits: “Viajamos hasta Aguascalientes a ver toros pero vimos una corrida terciada y mocha. Si eso es lo que entienden por reactivación de la fiesta, ya la jodieron… Ya en frío sigo sin entender. 20 meses sin festejos, para presentar algo mejor. La plaza del patrón, la empresa del mismo personaje, los toros también y dos de los toreros sus poderdantes. ¡Y siguen defraudando! Tantos kilómetros que hicimos, ¿para eso...? Lo único que les importa es el dinero. Acá en Guadalajara toda la corrida del 31 de octubre estaba manipulada de sus astas, con edad, ¡pero despuntados! ¡Increíble que también Guadalajara haya caído en garras de los antis que tenemos dentro...! En la corrida de reapertura en la Plaza México, excepto el Jaral de Peñas, lo demás fue infumable. Con esa visión torcida de programar corridas con ganaderías pastueñas a ver a dónde llegan”…
“El toreo no es de nombres. El toreo es de almas dispuestas al sacrificio, es de seres que entienden la virtud del sitio y la del temple. El toreo es para aquellos que continuamente se reinventan, que lidian con algo más que un toro: lidian con sus demonios. Y por ello logran mostrar el ejemplo de cómo ser un Ave Fénix.” Esto fue escrito por el matador de toros Pepe Murillo hijo, mientras convalece de la seria lesión de rodilla sufrida recientemente cuando realizaba labores de tienta.