Con angustia y lágrimas en los ojos, familiares de los heridos esperaban anoche el parte médico. “Todo se perdió. Toda una vida quedó en los escombros”, luego de la explosión y derrumbe de una vecindad en la colonia Pensil.
Afuera del área de urgencias del hospital Rubén Leñero, Araceli Hernández dijo con voz entrecortada que Marlen, de 20 años, quien falleció en el siniestro, era su sobrina y estudiaba la preparatoria.
Allí esperaba novedades sobre el estado de salud de su tío José Antonio Santos Ávila, de 82 años, luego de que se reportara grave al tener quemaduras serias, por lo que fue intubado.
La mujer dijo que recibió la llamada de su hija para decirle de la explosión cuando ya estaba en la lavandería en la que trabaja, al recordar que en la vecindad habitaban las familias de Lalo, Mary, El Güero, Layo, Dora, Rosa Carmela, entre muchas otros conocidos.
Rosa Inés García, hija de Juan José, de 54 años y que resultó con golpes en el cuerpo y perdió su dentadura, recordó que “de toda la vida” su familia reside en el lugar, al expresar con preocupación: “Perdimos todo, documentos, ropa, muebles, todo”.
Señaló que en el hospital le pedían donadores, pero ningún familiar aprobó por padecer enfermedades crónico degenerativas.
Por su parte, Marco Antonio Hernández, entrevistado en el lugar del accidente, dijo que desconocía el estado de salud de su hermana María Eugenia y de su esposo, que fueron llevados al hospital del Issste, porque él trató de rescatar algunas pertenencias.