Mucha historia, poesía, discursos y programas de apoyo, pero los organizadores del Plan de Justicia para Cananea dejaron a un lado el quid del conflicto en esa histórica población sonorense: la huelga iniciada 14 años atrás, cuyas consecuencias económicas y sociales mantienen abierta una enorme herida en esa comunidad (Grupo México fue el autor material y Germán Larrea el intelectual, el mismo de Pasta de Conchos y la contaminación de los ríos Sonora y Bacanuchi), la cual ahora pretenden cerrar con una serie de medidas, si bien apreciables, que no incluyen el fondo del problema.
Esa herida apenas mereció una pequeña mención entre los kilométricos discursos a la hora de presentar en sociedad el citado plan: “con relación a los trabajadores de la Sección 65 (la de Cananea) del sindicato minero que continúan manifestando su inconformidad respecto a la decisión de terminar con la huelga estallada en 2007 y que hoy su demanda se encuentra en instancias internacionales, se informa que se ha tenido acercamiento con los trabajadores, el sindicato y la empresa, pero aún no se ha logrado avanzar en la conciliación” ( sic de Luisa María Alcalde).
En la planeación, instrumentación y ejecución de dicho plan prácticamente participaron todos: gabinete federal, autoridades estatales y municipales, directivos de empresas del Estado y de organismos públicos, representantes de Grupo México … menos el sindicato nacional de mineros, al que deliberadamente dejaron fuera por exigir solución a la huelga de 2007. Es de suponer que si un intermediario busca remediar un conflicto entre dos partes confrontadas, lo conducente es que las acerque en busca de soluciones y consensos, pero nada logrará, por muchas ganas que le ponga, si sólo consulta y pacta con una de ellas.
En 2007 el sindicato minero estalló simultáneamente tres huelgas (Taxco, Guerrero; Sombrerete, Zacatecas, y Cananea, Sonora) por “las constantes violaciones a los contratos colectivos y la falta de seguridad e higiene en sus minas y plantas” (todas de Grupo México). Catorce años después, ninguna de ellas ha sido atendida y menos solucionada, en ese periodo la empresa y el barón Larrea lo único que han hecho es atentar en contra de los huelguistas y de su sindicato.
Pero a Larrea y su Grupo México no solo les da por repartir tóxicos por toda la República. Como cápsula de memoria está lo sucedido en junio de 2010, cuando Germán Larrea pidió a Felipe Calderón, y este se lo concedió, el envío de la Policía Federal (lo propio hizo el entonces gobernador del estado, Guillermo Padrés, con la policía estatal y, de paso, la municipal) a la mina de Cananea para desalojar violentamente a los trabajadores de la Sección 65, cuyos integrantes denunciaron que los uniformados “nos gasearon, nos balearon, nos detuvieron y mantuvieron en el cerro hincados y amarrados; hay trabajadores heridos por arma de fuego y hubo fuerte represión”.
En cambio, el secretario calderonista de Gobernación, Fernando Gómez Mont (a la vez abogado corporativo de Grupo México y Germán Larrea) con la cara más dura que una piedra dio su idílica versión: “la acción fue pacífica y se registró un saldo blanco; el ingreso (a la mina) fue pacífico y sin resistencia ni incidentes; las acciones se realizaron con estricto apego a la ley y con pleno respeto a los derechos fundamentales de los ex trabajadores que se encontraban afuera del lugar”.
A la par, la empresa elaboró listas negras de mineros (que se mantienen) para que éstos no encontraran empleo en Cananea y se movieran a otras latitudes. Eso y mucho más, lo que condujo a un progresivo deterioro económico y social de la población dependiente de la mina en grado sumo. Todo por obra y gracia del tóxico barón Larrea, con el aplauso, ayuda y connivencia de los gobiernos panistas. Y así han transcurrido 14 años, pero parece que ello no merece incluirse en el Plan de Justicia de Cananea.
Por cierto, en uno de los discursos pronunciados en el acto de presentación de dicho plan se mencionó que en 1906 “la huelga es reprimida por las fuerzas armadas y hay muertos y muchos detenidos”, pero nadie recordó lo sucedido en 2010.
Entonces, de William Cornell Greene a Germán Larrea parece que no se registran muchos cambios.
Las rebanadas del pastel
El IMSS informó que en octubre pasado se registraron 172 mil 668 empleos formales, de tal suerte que “es la primera ocasión en toda la historia en la que se tiene por segundo mes consecutivo la creación de más de 170 mil puestos”.