A pesar de no ser un género popular en México, el musical ha vuelto a ponerse de moda a juzgar por las nuevas producciones, como el reciente estreno de Annette, del francés Leos Carax, o el remake de Steven Spielberg a Amor sin barreras, a estrenarse a fin de año. Querido Evan Hansen, como la mayoría de los casos, es una adaptación de un exitoso musical de Broadway, ganador de seis premios Tony (incluido el de mejor actor para Ben Platt). No vi la puesta en escena original, pero, a juzgar por el resultado, la transición no ha sido afortunada.
El personaje epónimo (interpretado nuevamente por Platt) es un adolescente cargado de angst existencial. Con un brazo enyesado debido quizás a un accidente, el joven es solitario, tímido y torpe al tratar de entablar relaciones con sus compañeros de prepa, sobre todo con Zoe (Kaitlyn Dever), la chava que le gusta. Aunque la relación con su madre Heidi (Julianne Moore, desperdiciada) es afectuosa, ella pasa demasiado tiempo trabajando como enfermera.
Por recomendaciones de su terapeuta, Evan se escribe cartas animosas a sí mismo. En una de ellas menciona a Zoe, misma que es leída por el también enajenado Connor (Colton Ryan), hermano de la chica, quien se queda con la carta. Eso dará pie a un malentendido pues Colton se suicida y el poseer la carta le da a entender a sus padres (Amy Adams, Danny Pino) que sostenía una amistad con Evan.
Para no decepcionar a los señores, Evan miente sobre esa inexistente relación amistosa. Pronto, con la complicidad de su compañero Jared (Nik Dodani), redacta incluso una falsa correspondencia electrónica con el difunto. Dicha mentira lo acerca a Zoe, quien se enamora de él, y le granjea una inusitada popularidad en la prepa. Por supuesto, la crisis sucederá cuando se revele el engaño.
Hay muchos elementos disfuncionales en Querido Evan Hansen al margen de la trama. El primero es el casting de Platt para repetir el papel que lo hizo famoso. Ya cercano a los treinta años, el actor se ve demasiado grande para interpretar a un adolescente. Además, no ha modulado su actuación para la pantalla grande y sus exagerados tics nerviosos resultan hasta grotescos en el contexto realista de la película.
Segundo, el director Stephen Chbosky ha cometido una pedestre adaptación al contexto cinematográfico de la obra. Sobre todo, no ha sabido cómo introducir las canciones de una manera orgánica y la mayoría de ellas inician como una conversación. El espectador mexicano promedio, que odia esa convención del musical, va a sufrir retortijones cada vez que los personajes irrumpen en canto sin decir agua va. Para colmo, las canciones entonadas son del todo olvidables.
Pero el principal problema de este melodrama musical es su naturaleza edificante sobre la base de la dudosa ética de su protagonista. Chbosky y el guionista Steven Levenson no han resuelto las contradicciones morales del discurso, y la película se siente manipuladora y tramposa. Al final se sugiere que Zoe le ha perdonado a Evan por su deshonestidad. Uno no es tan generoso.
Querido Evan Hansen ( Dear Evan Hansen). D: Stephen Chbosky/ G: Steven Levenson, basado en su propio libreto teatral/ F.en C: Brandon Trost/ M y Letra: Justin Paul, Benj Pasek/ Ed: Anne McCabe/ Con: Ben Platt, Julianne Moore, Kaitlyn Dever, Amy Adams, Danny Pino/ P: Marc Platt Productions, Perfect World Pictures. EE. UU, 2021.
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