Santa María Tonantzintla, Pue., El Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe) celebró una historia de 50 años de voluntades políticas, científicas y sociales, de logros, innovaciones y compromiso, así como de pruebas, errores y tropiezos en torno a la ciencia y la innovación tecnológica.
Desde la comunidad de Santa María Tonantzintla, ubicada a unos 40 minutos de la ciudad de Puebla, se entregó el doctorado honoris causa a la reconocida escritora y periodista Elena Poniatowska Amor, siempre ligada la historia del instituto al compartir su vida con Guillermo Haro, uno de los fundadores y directores de esta institución.
“Me conmueve una barbaridad este reconocimiento en un lugar que amo profundamente”, expresó al recibir la distinción de manos de María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt); del director del Inaoe, Edmundo Gutiérrez, y del secretario de Educación Pública de Puebla, Melitón Tapia.
“¿Qué diría Guillermo Haro del reconocimiento? ¿O don Braulio Iriarte? ¿O don Luis Terrazas, quien subía a la cuesta todas las mañanas para observar las manchas del Sol? Diría que vivir en un mundo al revés es tan sorprendente”, expuso Elena Poniatowska, sonriendo, quizá, detrás de su cubrebocas.
La también merecedora del Premio Cervantes de Literatura acotó que a 33 años de la muerte de Haro, ella sentía la misma desorientación: “Me destantea que ustedes, hombres de ciencia, jóvenes, trabajadores de Tonantzintla, me envuelvan en el gran abrazo del mundo de la ciencia, al que sólo tengo acceso porque ustedes me abren los brazos, y supongo que lo hacen porque creían en Guillermo Haro, en su observación del cielo nocturno. Yo creo en el Inaoe y en sus antiguos y nuevos investigadores; me resulta tan indispensable como la presencia del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, los dos guardianes del Inaoe, que nos comunican con el cielo”.
Rememoró al astrónomo mexicano Guillermo Haro (1913-1988), su vida durante 45 años en el instituto y en Tonantzintla, y su forma de vivir para el cielo, “que está aquí mismo en la Tierra, que también es el cielo, porque lo de arriba es lo de abajo”.
De paso, la autora de Universo o nada: biografía del estrellero Guillermo Haro, destacó la forma en que en el instituto se unieron “mentes brillantes” y la aportación de las mujeres en la ciencia; no obstante, lamentó que, a pesar del crecimiento de investigadoras en materias como la astrofísica, las mujeres sólo representan 20 por ciento de investigadoras en la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Tuve acceso al mundo de la ciencia a través de un gran hombre, Guillermo Haro, y ahora ustedes, científicos del Inaoe, me premian cuando apenas sé que dos por dos son cuatro, y cuatro y dos son seis, y seis y dos son ocho, y ocho, 16. Guillermo repetía que los escritores y los poetas son unas divas: figuran como vedettes en los diarios de México; en cambio los científicos casi nunca aparecen”, expuso para luego ser ovacionada.
María Elena Álvarez-Buylla reconoció que Elena Poniatowska es una autora que sabe transmitir afectos y conocimientos, algo que a veces los científicos no están capacitados para hacer. “El Inaoe se honra con la presencia de Elena, una de las mujeres más importantes de México, con resonancia de las humanidades y la ciencia, que sabe engarzar y lograr un intercambio transformador. De Elena, siempre la calidez y la palabra oportuna y reflexiva que han descrito el México profundo y caleidoscópico”, definió la funcionaria federal.
Ciencia ética y con sentido social
Sobre el 50 aniversario del Inaoe, señaló que forma parte de un momento de transformación profunda en la que no se entiende a la ciencia si no es con la guía de las humanidades, “sino es una ciencia de la humanidad, envuelta en ética y sentido social”. Acotó que celebrar el aniversario de este centro público es motivo de orgullo, pues marca el inicio y la continuidad de un ciclo virtuoso para la ciencia y el conocimiento que retoman su rumbo con la honestidad, para dejar de simular y corromper a la ciencia en favor de intereses que han dominado al periodo neoliberal científico del país.
“Es un referente nacional en la investigación y desarrollo que va contribuyendo a una mejor comprensión a los desafíos que llama el mundo. A pesar de desvíos del quehacer científico, todo el valor científico, humano y de infraestructura le ha permitido desarrollar iniciativas”, continuó Álvarez-Buylla.
Como ejemplo, citó el sistema de rehabilitación para quienes han sufrido infarto cerebral, que habla de las contribuciones del Inaoe en un campo específico; las inyecciones sin agujas a través de láser y técnicas no invasivas para el control de la diabetes, y el desarrollo de un sensor para detectar virus y un diagnóstico rápido.
En la ceremonia, Edmundo Gutiérrez, director del Inaoe, perteneciente al Sistema de Centros Públicos de Investigación del Conacyt, llamó a que los jóvenes “tomen la estafeta y lleven al futuro” al instituto. “Más que sentirnos poseedores de conocimientos, como investigadores o técnicos, hay que sentirnos seres humanos, interactuar más y transmitir el conocimiento en forma de soluciones para la sociedad”, dijo en su discurso.
Como ejemplo, recordó la vinculación que hicieron investigadores del instituto cuando años atrás intervinieron en la conservación del mural de los Bebedores que se encuentra en la zona arqueológica de Cholula, algo que hizo honrar “su compromiso y vinculación social”, con el fin de recuperar el pasado y aplicar los conocimientos del presente.
Gutiérrez, quien conoció y convivió con Guillermo Haro, recordó que el Inaoe era un centro de investigación más campirano, que hacía interactuar a sus estudiantes. “Era una convivencia interesante, y eso ha ido permeando los 50 años del instituto”. Señaló que, con la cancelación de un timbre postal conmemorativo, se dejó en claro que el Inaoe es una institución comprometida con la sociedad y con sus estudiantes, que son el insumo, el futuro.
“Estamos comprometidos a formar estudiantes de forma integral para que contribuyan y transformen a la sociedad para bien”, expuso acompañado por José Alejandro Díaz Méndez, titular de la Unidad de Articulación Sectorial y Regional del Conacyt; Feliciano Hernández, director de Planeación y Evaluación de la Secretaría de Educación Pública federal; el vicealmirante Héctor Pineda, y el brigadier Héctor Jiménez.
En la ceremonia se recordó la labor y trayectoria de cuatro investigadores fallecidos en 2021: Javier de la Hidalga Wade, Pedro Tecuatl Tecuatl, Oleksandr Malik y Luis Raúl Berriel Valdós, éste homenajeado por su compañero y amigo Mariano Aceves, quien recordó que, formado en Física por la UNAM y doctorado en óptica por el Inaoe, fue líder en ese campo, fundador y profesor de varias generaciones, aficionado a la medicina alternativa, y creador de proyectos premiados y reconocidos. Además, se reconoció a investigadores con 25, 30, 35, 40, 45 y 50 años de servicio, por su “entrega y pasión”.
El Inaoe, fundado el 11 de noviembre de 1971, es heredero de una tradición científica que data de 1942, cuando Luis Enrique Erro fundó el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla, con la Cámara Schmidt, de la cual se posee una colección de alrededor de 15 mil placas astrofotográficas.
Su fundación abrió las puertas a la astronomía moderna en México y Latinoamérica, gracias a la labor realizada por astrónomos reconocidos, como su fundador, Luis Enrique Erro, Luis Rivera Terrazas, Luis Munch, Enrique Chavira y Guillermo Haro, quien se dio cuenta de la importancia de la óptica y la electrónica, por lo que en 1971 fundó este centro.