Los niños y adolescentes migrantes en México enfrentan múltiples desafíos para acceder al derecho a la educación. Maestros en escuelas multigrado con menores en condición de movilidad enfatizaron la necesidad de contar con una pedagogía propia y acceso a materiales didácticos pensados para esta población.

En el foro virtual La educación al alcance de todas y todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes migrantes: desafíos y alternativas, convocado por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), destacaron que en la mayoría de las aulas se enfrentan carencias de libros de texto gratuitos, materiales didácticos e Internet, así como una elevada matrícula un par de meses al año –cuando los menores llegan para realizar tareas del campo con sus padres–, a lo que se suma desnutrición y pobreza.

Silvia Valle Tépatl, comisionada presidenta de la junta directiva de Mejoredu, subrayó que la instrucción de los menores migrantes en México “constituye uno de los retos más grandes e importantes del Sistema Educativo Nacional”, pese a lo cual es uno de los campos menos explorado y en el que se requiere cumplir un derecho.

En el encuentro, en el que participaron docentes frente a grupo y especialistas, Carlos Pérez, director y profesor de una escuela multinivel en Chiapas, enfatizó que entre los retos que enfrentan para atender poblaciones migrantes está el gran número de alumnos que asisten, diversos grados y niveles, las diferencias culturales de los alumnos, la movilidad de la matrícula, problemas de alimentación y dificultades de los padres para ayudar a sus hijos en materia escolar.

Explicó que en las escuelas de esa entidad, en particular las que se ubican en zonas rurales, se atiende a población migrante no sólo de connacionales, sino de niños y adolescentes procedentes de Guatemala, Honduras y Nicaragua, quienes acompañan a sus padres para trabajar en los campos cafetaleros.

Lydia Espinosa, maestra con experiencia en escuelas unitarias en Xalapa, Veracruz, señaló que es fundamental crear una propuesta pedagógica “dirigida al autoaprendizaje y a la autonomía de los estudiantes y tutores, que evite la repetición de grado, con la consecuente afectación emocional y el desánimo para ingresar a las aulas”, lo que puede fomentar la deserción.