Varsovia. Miles de migrantes desesperados están bloqueados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, a las puertas de la Unión Europea (UE), situación que generó ayer gran tensión entre ambos países y afectó también a Rusia, que según funcionarios de Varsovia, es el que orquesta esta crisis.
Soportando bajas temperaturas extremas, entre 3 mil y 4 mil solicitantes de asilo, principalmente familias kurdas con niños, arribaron a esta frontera del lado bielorruso, cerca del pueblo polaco de Kuznica, y sólo algunos aguardan en un campamento improvisado. Frente a ellos, en territorio polaco, una alambrada de púas y un importante dispositivo militar de más de 10 mil efectivos desplegados por Varsovia les cortan el paso.
El Ministerio de Defensa de Polonia reportó que el cálculo proviene de observaciones aéreas, aunque no han sido corroboradas de manera independiente. “Según nuestras estimacioness, podría haber entre 12 mil y 15 mil migrantes en Bielorrusia”, detalló Stanislaw Zaryn, vocera de los servicios especiales polacos.
Los migrantes –muchos de ellos familias con niños– proceden en su mayoría de Irak y Siria, aunque algunos han llegado desde África en un intento de aprovechar la oportunidad de una nueva ruta para entrar a Europa. La mayoría sólo quiere cruzar a Polonia para atravesar el país y llegar a Alemania u otros países de la UE. Un grupo de migrantes intentó abrirse paso el lunes, pero fueron repelidos.
“La gente ha descrito haber sido golpeada con las culatas de las armas, pateada en las costillas, recibido toques eléctricos en el cuello y que los guardias fronterizos europeos les han quitado sus escasas pertenencias. Esto es inaceptable y debe terminar ahora”, sostuvo Kyle McNally, asesor de asuntos humanitarios de Médicos Sin Fronteras.
En videos difundidos en Twitter se veían carpas y hogueras mientras los uniformados polacos reproducen con megáfonos de alerta a los refugiados: “Atención, atención… Cruzar la frontera polaca es legal sólo por los puntos oficiales”, donde se les solicitarán visas.
El paso más cercano, en Kuznica, en el nordeste del país, fue cerrado ayer. La situación era una escalada tras meses de presiones migratorias sobre Lituania, Polonia y, en menor media, Letonia, los tres estados de la UE en la frontera oriental del bloque con Bielorrusia.
El premier polaco, Mateusz Morawiecki, acusó ante el Parlamento de su país al mandatario bielorruso, Alexander Lukashenko, de provocar una nueva crisis de refugiados en Europa al organizar el movimiento de migrantes de Medio Oriente y prometerles acceso a la UE, a través de Minsk, con el apoyo del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Morawiecki acudió por la mañana a la frontera con el ministro de Defensa, Mariusz Blaszczak, para reunirse con guardias fronterizos y otros oficiales de seguridad, a quienes elogió, en nombre de la UE, por su “eficaz defensa de nuestra frontera”.
El bloque europeo acusa a Luka-shenko de orquestar la crisis en represalia por las sanciones occidentales en su contra, que entraron en vigor tras su controvertida relección en 2020. Su permanencia en el poder provocó importantes manifestaciones en Minsk y una contundente represión de las autoridades.
En medio de la crisis, Estados Unidos y la UE pidieron a Bielorrusia detener lo que calificaron de flujo orquestado de migrantes.
Lukashenko, aliado cercano de Rusia, aseguró que su país “no se arrodillará” ante la UE, aunque también garantizó que “no buscaba pelea”, consciente de los riesgos que supone echar más leña al fuego y provocar un incidente armado.
Aseguró en entrevista con la revista Natsionalnaya Oborona que Bielorrusia nunca ha planeado atacar Polonia, pero sí le reprocha porque está faltando a sus obligaciones humanitarias al negarse a recibir a los migrantes.
Durante la jornada habló por teléfono con Putin sobre el “despliegue de tropas polacas regulares en la frontera”. El Kremlin respondió que estaba “observando muy de cerca” el enfrentamiento por el tema migratorio.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, lamentó las “aventuras” occidentales en Medio Oriente que llevan a las personas a huir de sus casas y pidió un punto de vista “único” para los migrantes que llegan a Europa.