Washington. Restos de un fósil encontrado en 2006 en Kawhia, Nueva Zelanda, pertenecen a una especie de pingüino gigante desconocida para la ciencia, destacó ayer la revista The Journal of Vertebrate Paleontology.
La universidad neozelandesa de Massey confirmó el hallazgo y nombró al animal Kairuku waewaeroa, cuya altura estimada es de 1.38 metros y la antigüedad entre 27.3 y 34.6 millones de años, precisó el artículo.
Comparado con sus parientes cercanos, Kairuku waitaki y Kairuku grebneffi, tiene las patas más largas, de ahí su nombre porque waewaeroa significa patas largas, explicó Daniel Thomas, profesor de zoología en centro estudiantil y autor principal del estudio.
Otras características distintivas del nueva especie es el codo ligeramente más redondeado y, pese a no conservarse el cráneo, los expertos plantean la hipótesis de que pudiera tener un pico largo en forma de lanza, similar a otros pingüinos gigantes.
Para la clasificación fueron comparadas las formas y longitudes de huesos de otros fósiles y especies más modernas. La mayoría de las veces se utilizaron escaneos 3D para ello.
Thomas destacó que el hallazgo es una demostración de la descendencia remontada a tiempos muy antiguos de aves y animales de esa región, así como la importancia de actuar como guardianes para continuar con ese linaje en el futuro.
Por otra parte, una investigación publicada en 2020 confirmó, a través de genomas, que el origen del grupo de los pingüinos se sitúa entre Australia y Nueva Zelanda, recordó la revista, perteneciente a la Sociedad de Paleontología de Vertebrados de Estados Unidos.
Andrés Barbosa, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España, declaró que el descubrimiento reafirma esas conclusiones. “Es una buena noticia el hecho de que dos métodos diferentes coincidan en estos resultados y, por tanto, no cabe prácticamente ninguna duda de que el origen de los pingüinos está en la zona de Nueva Zelanda y que posteriormente, a partir de ahí, distintas especies se fueron expandiendo”, enfatizó.
A su juicio, otro aspecto sólido es que el tamaño de los pingüinos de esa época es “bastante superior” a los de la actualidad. El pingüino emperador es el más grande y, según Barbosa, tiene una altura de entre 1.2 y 1.3 metros.