La boda de Carla Humphrey y Santiago Nieto “es un asunto escandaloso, aun cuando se trata de un acto privado, pues los asuntos públicos en México son cada vez más públicos o se sabe más de asuntos o eventos privados. Antes no se conocía nada, había mucha ostentación, mucho derroche, pero todo se silenciaba; ahora no”, opinó el presidente Andrés Manuel López Obrador. Al difundirse las peculiaridades y minucias del suceso en la colonial Antigua Guatemala, recomendó a los servidores públicos actuar con moderación, austeridad y “que sigan el ejemplo de (Benito) Juárez, que decía que el servidor público debía aprender a vivir en la justa medianía”.
Sus respuestas sobre el enlace las acompañó de una actitud adusta, y de los 35 mil dólares en efectivo, confiscados en el avión del propietario del periódico El Universal, cuestionó: “Era un dinero que llevaba Juan Francisco Ealy Ortiz, se trata de un particular, un invitado a la boda que llevaba este dinero, que pues es mucho ¿no?, 35 mil dólares”.
El desacuerdo del tabasqueño se sintió al expresar que “el despotismo me afecta el hígado… no es correcto, el servidor público tiene que evitar ese tipo de situaciones. ¡Eso ya se terminó!”
–¿Usted ya habló con Santiago Nieto de este tema? –se le inquirió.
–No, no, no. El servidor público no es ninguna gente excepcional, que viva con extravagancias, ya quedó atrás aquello de que el funcionario tenía que andar en vehículos último modelo, trasladarse en avión privado. El otro día hablábamos del avión presidencial. ¿Para qué un avión tan grande, tan lujoso? El despotismo…, eso me afecta el hígado, la prepotencia de los servidores públicos, del trato a otros servidores públicos, los gritos y tratarlos de manera indigna.
López Obrador se enfocó los 35 mil dólares incautados (alrededor de 700 mil pesos): “Si pensamos en lo que gana un trabajador, o lo que es el salario mínimo, incluso hasta lo que gana el presidente de México, porque 700 mil son como seis meses de mi sueldo y eso que gano bien, sí, pero son como seis meses”.
Subrayó que él no va a eventos sociales y entonces se le cuestionó: “¿Fue invitado a esta boda, presidente?” A lo que respondió con dureza: “Sí, pero yo, pues no puedo, porque tengo muchas ocupaciones, y además no acostumbro a hacerlo. Me invitan y les agradezco mucho, pero no salgo, a veces ni a comer o a cenar a un restaurante. Creo que salgo una vez al año a celebrar el aniversario o cuando cumple años mi esposa, que la invito a El Cardenal, aquí al centro con Tito (Briz)”.
Consideró “muy bueno que todo esto salga, hasta lo de la boda, que aviones privados… ¿Qué es eso?, nada de excesos. A mí me gustaría que todos actuáramos con austeridad”.
Y cargó contra la fantochería, pues un servidor público “que anda así, rodeado de guaruras, con carros último modelo, ya no da confianza, no ayuda”.