Villa Guerrero, Jal., San Lorenzo Azqueltán, donde habitan en forma armónica indígenas wixaritari y tepehuanos en 38 mil hectáreas en el norte de Jalisco, festejó el octavo aniversario de su declaratoria de autonomía con la inauguración de una clínica inspirada en el sistema de salud de los caracoles o Centros de Resistencia Autónoma y Rebeldía Zapatista, en Chiapas.
La comunidad, con Azqueltán como su principal localidad, ubicada al fondo de una profunda hondonada y junto al río Bolaños, en el municipio de Villa Guerrero, desde el pasado fin de semana cuenta con atención médica de promotores de la salud, voluntarios del mismo poblado.
Samuel Valdez de la Cruz, indígena wixárika que forma equipo con Afra Rojas Bañuelos y Hermelinda Bañuelos Aguilar como promotores de la salud, dice que la apertura de la pequeña clínica comunal terminará con la discriminación que han sufrido en el centro de salud estatal que también está dentro de la pequeña localidad, pero rara vez da servicio.
Durante el festejo, aun antes de ser inaugurada, la clínica ya atendía a los lugareños con el servicio de médicos solidarios, entre ellos un cubano que ofreció capacitación para enfrentar casos de urgencia, mientras los pacientes observaban su buen pulso para diseccionar lo que alguna vez fue parte de una vaca.
Daisy, médica iniciadora del proyecto comunitario, explicó que los pacientes además tendrán opciones en su tratamiento, ya que, sumado a los medicamentos, habrá productos de herbolaria, a los cuales muchos le tienen más confianza.
“Es un sistema de salud digno para todos, un servicio a la humanidad, como dicen los compañeros zapatistas. Los promotores de la salud han recibido capacitación en primeros auxilios, medicina de combate, salud mental, salud de la mujer y partería”, resaltó.
La clínica autónoma, a la que se bautizó como Esperanza y Vida, fue construida y equipada con el trabajo de la comunidad y donaciones obtenidas mediante la convocatoria lanzada el 25 de abril de este año en la red de adherentes de la Sexta, Sexta Gentes del Norte, Colectivo Semillas, Colectivo de Nueva York y otras agrupaciones que se sumaron en el camino.
Para la médico, la meta de obtener los fondos y construir el centro de salud se superó con mucho porque se trata de “un sueño sagrado que viene desde los dioses” y a la vez conecta profundamente con la lucha por la autonomía.
Destacó el hecho de contar con un consultorio “inspirado en el sistema de salud de los caracoles, en los principios zapatistas, la combinación de la medicina tradicional, la espiritualidad y la experiencia que dejan los ancestros con la medicina de los de bata blanca.
“Somos wixaritari y tepehuanos, sí, pero también somos zapatistas y esta clínica es una serie de milagros. Es muy intencional dejar claro que si no hay tierra no hay vida, si no hay vida no hay salud, si no hay salud no hay vida”, puntualizó Daisy, hija de padres tepehuanos con formación médica en Cuba, quien forma parte de una brigada de salud integrada por “hermanas y hermanos” de distintos países.
Manifestó que el centro de salud da continuidad a lo que por años los caracoles zapatistas han logrado al compartir saberes, recibir a la gente para que no tenga miedo y sepa que llega a un lugar para sanar y no para ser discriminado o con temor de que le vayan a cobrar.
“Tenemos mucha fe en que podremos resolver los problemas que vengan con los compañeros promotores de salud, así como lo han hecho los compañeros zapatistas aplicando sus principios de caminar preguntando, de proponer, no imponer, y todos los demás principios sagrados que ahora los veo, admiro y entiendo más que nunca, porque veo cómo podemos cultivar y hacer estos sueños florecer aplicándolos”.
El festejo de los habitantes de San Lorenzo Azqueltán no es para menos. La clínica es pequeña, pero está bien acondicionada, llena de gente que sonríe. A unos pasos está la clínica estatal, una construcción amplia con mallas que la circundan, con dos ambulancias estacionadas, no sólo sin pacientes, sino también sin personal ni servicio.