La migraña y la depresión pueden presentarse al mismo tiempo. “Estudios han demostrado que la depresión mayor aumenta el riesgo de sufrir migraña y ésta, el de sentir depresión mayor. Es una asociación bidireccional”, condición que es más frecuente en mujeres, señaló Hiram Ortega Ortiz, jefe del Departamento de Rehabilitación Siquiátrica del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
Cualquiera de los dos padecimientos puede ocurrir primero, “y aumentar la probabilidad de que se presente el otro. Alguien que tiene migraña y no la controla aumenta el riesgo de padecer un episodio depresivo mayor y viceversa. El cerebro de alguien que lleva mucho tiempo deprimido podría ya no regular bien los sistemas relacionados con el dolor y entonces, también, con mayor facilidad se puede presentar aquella”.
Además, ambos males “tienen cierto componente genético. Al parecer, algunos genes que pueden promover la depresión, también pueden hacerlo con la migraña”.
En México se estima que 17 millones padecen migraña y 85 por ciento percibe menor productividad laboral a raíz de los episodios de dolor; no obstante, menos de 30 por ciento acude con un especialista para manejar la enfermedad.
“Si está mal controlado, en cualquier padecimiento doloroso como una migraña, hay más riesgo de que empiecen a darse síntomas depresivos”, comenta.
Una persona con migraña episódica tiene alrededor de 20 por ciento de probabilidades de sufrir depresión y aquellos con la de tipo crónico, entre 30 y 50 por ciento de riesgo de desarrollar depresión”.
En el seminario Desafíos en la salud mental y neurológica, organizado por la farmacéutica Lundbeck, se expuso que el tratamiento de esta enfermedad incluye fármacos, terapias conductuales y estilo de vida equilibrado.
“Cuando ya está el ataque (migrañoso) es recomendable tomar medicamentos, porque es muy difícil soportar el dolor, pero hay otras intervenciones que ayudan, como modificar ciertas actividades y hábitos (alimentarse y dormir bien, hacer ejercicio, controlar el estrés). También la terapia cognitivo-conductual ha demostrado que ayuda a disminuir padecimientos dolorosos en general, entre ellos la migraña”.
También existen mecanismos cooperativos para que se presente esta enfermedad en la depresión. “El cerebro no está inhibiendo como debería las sensaciones dolorosas en las personas con depresión; además la migraña puede disparar la depresión en quien ya tenía riesgo de padecerla, es decir, se puede disparar un padecimiento de éstos a partir del otro, en cualquier dirección”.
El especialista agregó que el Covid-19 ha generado “estrés sicosocial, y esto puede afectar a las personas; a unos más que a otros, dependiendo de lo que hayan vivido durante la pandemia”, sobre todo pérdidas de seres queridos o haber padecido enfermedad grave.