El anuncio que realizó el jueves pasado la cancillería para abrir las primeras convocatorias de este sexenio para el ingreso y ascenso en el Servicio Exterior Mexicano (SEM) “son apenas un primer paso” para resolver las múltiples inquietudes entre los integrantes del cuerpo diplomático del país.
Empleados del SEM expusieron lo anterior y detallaron que son varias las problemáticas acumuladas por varios sexenios, las cuales hasta ahora no han sido resueltas. Aseguraron que “no existen canales de comunicación e intercambio” con los altos funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), como tampoco se dieron con administraciones anteriores.
En el marco del Día de Diplomático –que se conmemora hoy– confiaron en que se dé “una mayor apertura” por parte del canciller Marcelo Ebrard Casaubón y su equipo a fin de que puedan exponer sus preocupaciones y trabajar en soluciones.
Ante el temor a posibles represalias, sobre todo después de que se abrieron los concursos de ascenso e ingreso, prefirieron, por ahora, no revelar sus nombres. Dirigieron en particular sus reclamos hacia el director general del Servicio Exterior y Recursos Humanos de la SRE, Moisés Poblano Silva.
Hace un par de semanas, tras una conferencia sobre los consulados en Norteamérica, el funcionario se refirió al tema tras una pregunta de este diario. En ese momento –antes de las convocatorias de movilidad–, aseguró que las inquietudes de los trabajadores diplomáticos se limitaban a los ingresos, rotaciones y ascensos. Refirió que existe “una comunicación directa y constante” con los representantes de rango que pertenecen a la comisión de personal, autoridad máxima del SEM.
“Tenemos comunicación directa con ellos, hasta donde sé no hay alguna otra inquietud y como lo dijo el señor canciller en días pasados, si hay algún servicio exterior cuidado en el mundo es el mexicano, y hemos estado en plena comunicación con ellos”, afirmó Poblano Silva.
Sin embargo, técnicos administrativos, secretarios y ex funcionarios que han manejado el SEM y que han sido embajadores expusieron otra realidad. Una de sus más grandes inquietudes es que en más de dos décadas sus salarios no se ha incrementado. También destacaron que en cada cambio de administración se dan nombramientos políticos –válidos por ley– en altos puestos diplomáticos y en el seno de la SRE.
“Esto, además de desincentivar, genera que los nuevos no confíen en nosotros, pues nos consideran parte del gobierno anterior y en definitiva no es así. No negamos que hay trabajadores ineficaces, pero en general el SEM está conformado por profesionales comprometidos”, señalaron.
El embajador David Nájera, presidente de la mesa directiva de la Asociación del Servicio Exterior Mexicano (ASEM), instancia que representa a más de 600 miembros de ese cuerpo diplomático, indicó en entrevista que a esta agrupación no le interesa confrontar ni destruir, pero deberá atender las quejas de sus agremiados.
“La certidumbre escalafonaria y geográfica motivaría mejor ambiente entre estos profesionales que brindan un servicio al país. Los compañeros han expuesto que no hay interlocución y falta de sensibilidad”, expuso.
En un análisis sobre los retos del SEM, publicado hace tiempo por el embajador en retiro Enrique Hubbard Urrea, sintetiza en un argumento las problemáticas: “Es una verdadera ingenuidad pedir confianza a quienes se sienten víctimas de maniobras, intrigas, engaños y un aparente desdén hacia la carrera. Una y otra vez se le ha pedido al sufrido gremio comprensión, apoyo, pero sobre todo silencio”.