Las ganancias por los ilícitos que se cometen en el ciberespacio podrían superar 3 billones de dólares por año, más de tres cuartas partes de los ciberdelincuentes están vinculados con el crimen organizado y se estima que al día hay un millón de víctimas; es decir, aproximadamente 14 personas adultas cada segundo, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Así lo afirmó Armando Granados Carreón, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien expuso que estos actos son una forma emergente de delito trasnacional que para 2015 se calcula afectó a más de 400 millones de personas.
Al participar en la mesa “Ciberdelitos”, del II Congreso Internacional Virtual de Derecho Penal Carlos Daza Gómez In Memoriam, añadió que uno de los de mayor crecimiento es el fraude por uso de tarjetas de crédito, pues se estima que existen hasta 80 millones de hackers automatizados.
Otros ilícitos en la red están relacionados con la identidad, los derechos de autor y la propiedad intelectual, así como la pornografía infantil. “Para cometerlos no es necesario ser especialistas en informática, pues las herramientas de software para realizarlos se compran en línea”, remarcó el jefe de la División de Universidad Abierta de la Facultad de Derecho.
Rodolfo Romero Flores, también académico de esa institución, coincidió en que hay estimaciones de que los mercados negros, en los que se intercambian bienes y servicios cuya producción y/o distribución es ilegal –como drogas, armas, pornografía infantil y medicamentos controlados, entre otros–, representan 2 por ciento del PIB mundial.
Sin embargo, hay quienes señalan que en los países desarrollados podría alcanzar hasta 16 por ciento de su PIB y en los subdesarrollados, 36 por ciento.
Explicó que no existe aún consenso en una metodología para evaluar estos mercados ilegales, toda vez que es difícil detectar las fechorías, las cuales crecen de manera exponencial debido al aumento en el uso de Internet y particularmente de la deep web (red oculta), el anonimato que otorga a los consumidores y su difícil rastreo, así como el surgimiento de criptoactivos o criptomonedas.
Entre los principales países que participan de estos mercados se encuentran Estados Unidos y China, además de Japón, Italia y España. “México también está y es un tema que nos debe preocupar y ocupar”, indicó Romero.