El inevitable envejecimiento puede llevarse con buena calidad de vida, y los tratamientos contra enfermedades diversas, tener una mejor respuesta con apoyo de células madre. En Estados Unidos y países de Europa se utilizan terapias de este tipo desde hace 15 años, explicó Esmeralda Bastidas, especialista en medicina regenerativa.
En México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) emitió en 2015 las primeras licencias para clínicas de medicina regenerativa. A la fecha, hay 52 establecimientos autorizados para administrar células madre y se ha observado que también son útiles para quienes tuvieron Covid-19 y enfrentan secuelas pulmonares o neurológicas, entre otras, explicó en entrevista la directora de Neoclinic, cuya sede está en Culiacán, Sinaloa.
Dijo que para las terapias se utilizan células madre mesenquimales obtenidas de cordón umbilical, placenta, endometrio, médula ósea e incluso de la grasa.
Se almacenan en bancos por donación de personas sanas menores de 25 años de edad, quienes previamente se someten a estudios clínicos para descartar cualquier riesgo de infección. Después, las células madre permanecen en cuarentena para confirmar que están libres de cualquier padecimiento.
Este tipo de unidades biológicas son las que regeneran y forman los órganos y tejidos del cuerpo. Algunos son piel, hígado, páncreas y pulmón. La especialista explicó que el proceso de envejecimiento se inicia entre los 30 y 35 años de edad, cuando se producen menos células de las que se mueren, por lo que el organismo va perdiendo la capacidad de recuperarse frente a agentes patógenos.
La terapia regenerativa consiste en cuatro sesiones mensuales. En cada una se aplican 28 millones de células mesenquimales vía intravenosa, junto con algunos nutrimentos adicionales. Al ingresar por el torrente sanguíneo estimulan al sistema de defensas para un mejor funcionamiento.
Así, personas con enfermedades crónicas en etapas iniciales, pueden retrasar la progresión del éstas, contribuyen en la prevención y, en general, a tener un envejecimiento saludable, aseguró Bastidas.
El tratamiento, agregó, no tiene la finalidad de preservar la belleza física, sino mantener vitalidad, calidad de sueño, función hormonal adecuada y buen control de estrés porque todo esto se va perdiendo con la edad y aunque es frecuente, no tiene porque ser “normal”.
Sobre el efecto del tratamiento en las secuelas post Covid-19, detalló que al actuar en el sistema inmune, los pacientes logran una mejor respuesta para recuperar funciones perdidas o disminuidas por el coronavirus.
Bastidas explicó que para otros fines, el uso de células madre continúa en investigación. Por ahora sólo se permite para prevención y como terapia regenerativa.
No obstante, Bastidas puntualiza: “No hay curas mágicas. La terapia es preventiva y coadyuvante de los tratamientos convencionales para el control de padecimientos” y para que los pacientes mejoren su calidad de vida.