Si de algo está convencida Úrsula Tinoco es que su profesión siempre será interpretar a personajes con diversos matices, pues “su pasión” es y será la actuación.
Tinoco, de 30 años de edad, quien ha consolidado un lugar en el teatro neoyorquino y recibido distintos premios como el de la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York (ACE), entre otros, aseguró a La Jornada: “Uno como artista, en desarrollo, a veces piensa mucho a dónde quiere llegar y se fija metas; pero el problema es que no disfrutamos el camino, el cual definitivamente, es donde vamos a pasar más tiempo, que cuando uno llega al objetivo”.
A una horas del estreno de la obra Muerte en el Nilo, basada en el libro de Agatha Christie, en El Barrio’s Artspace, Tinoco recordó que la actuación se apoderó de ella, de manera accidental, cuando tenía 12 años, pero después siguió participando en obras escolares.
“Luego de graduarme en la preparatoria, seguí tomando clases de actuación y haciendo proyectos independientes. Pero cuando llegué a Nueva York a estudiar a los 21, tenía el sueño de ser actriz de cine, pero ahí descubrí un universo maravilloso de teatro latino, en el que convergía talento de muchos países”.
Su primera obra fue El burlador de Sevilla, montada en agosto de 2015, “donde conocí a más productores y directores que me invitaron a otras obras y proyectos; y así fue cómo decidí quedarme” en la cosmopolita y progresista urbe.
Desde entonces, la carrera de la mexicana avanzó a la velocidad de dos premios por año; el primer galardón fue en 2016, cuando ganó en el TEBA Comedy Festival en la categoría de Mejor Actriz. A partir de ese año, ha acumulado nueve premios en el circuito de teatro latino. El más reciente –el tercero– que le ha otorgado la ACE.
Sostuvo: “Los premios no son más que un recordatorio del esfuerzo que se hace para conseguir tus sueños. Mentiría el actor que dijera que no le gusta ganar premios, es algo bonito, pero sólo como un reconocimiento a un trabajo que hiciste”.
Si bien su carrera va en ascenso, también tuvo obstáculos, los cuales –aseguró Tinoco– sólo quedaron en anécdota. “El primer año que estuve aquí, no encontraba nada, pues uno no es del país y hay discriminación también en muchos teatros; a veces, me preguntaba si había tomado la decisión correcta de haberme quedado a trabajar acá”.
Ahora su camino lo tiene claro: “A futuro quiero hacer obras en inglés y cine, aunque me encanta el teatro en español”. Entre sus personajes más icónicos recordó el de la duquesa Isabela en El burlador de Sevilla o a Victoria, de la comedia Por fin, “una chica que se embarazó y narraba las batallas que afrontó, incluida la infidelidad de su marido”.
Sin duda, “me encanta hacer diferentes obras, personajes y brincar de géneros, pero lo real es que me dan personajes con cierta elegancia, mujeres fuertes; eso es lo que tiendo más a hacer porque es como mi tipo, pues tengo voz grave y me dan roles femeninos muy luchadores, pero también villanas, que también se me da muy bien”.
En este sentido, sobre su participación en Muerte en el Nilo, explicó: “Mi personajes es el de la escritora, quien está algo loca y todo el tiempo vive en el melodrama; y cada cosa que le sucede lo convierte en una historia digna de ser contada en un libro; pero también le gusta el alcohol, se la pasa coqueteando y haciendo chistes hasta el final de la obra”.
Úrsula Tinoco es egresada de The Lee Strasberg Theatre & Film Institute, además ha participado en alrededor de 25 obras y como actriz bilingüe, además del teatro español, ha destacado en montajes como Twelve angry jurors.
“Quiero hacer cine, estar en el festival de Sundance y en el de Tribeca”, afirmó la actriz quien no descarta trabajar en México e incursionar en el séptimo arte nacional.