La promoción de la consulta de revocación de mandato –programada para marzo próximo– tiene como propósito alentar la participación ciudadana, no el voto en mi favor, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Llamo a todos, a los que están en contra de nosotros, a que voten en contra porque de esa manera se ejerce un derecho de manera pacífica”, comentó a la prensa.
Sin embargo, reprochó que desde sus tiempos como opositor, cuando llevaba ventaja, la estrategia de la derecha era llamar a no ir a las urnas, aun cuando esa acción derivara en triunfos amplios del PRI.
En la conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional se le preguntó sobre su reunión, el jueves, con Mario Delgado, dirigente de Morena, así como de la posición de su partido frente a temas como la consulta de revocación.
Aunque Delgado comentó en un tuit que en el encuentro hablaron del presupuesto, la consulta de revocación y la reforma eléctrica, por segundo día no se refirió al aplazamiento en la Cámara de Diputados de la discusión sobre esa iniciativa del Ejecutivo, con base en la cual busca fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad.
Esta vez el presidente López Obrador optó por hablar de la consulta; dijo que ya revisó el marco legal correspondiente y no tiene impedimento de referirse a ello.
“Ya revisé o se hizo la consulta y puedo hablar de la revocación de mandato, nada más sin pedir que voten por mí, eso sí estaría mal. Y no es mi intención, yo lo que quiero es que la gente participe.”
Quejas y agradecimientos
Más adelante, al refrendar su opinión respecto a la importancia de gobernar con el apoyo del pueblo, porque de otra manera sólo estaría en Palacio Nacional de “florero”, mencionó de nuevo la actitud de un sector de la clase media y de la gente humilde, por ejemplo, frente a la vacunación anti-Covid. Los primeros, dijo, se quejan de todo y los otros, agradecen. Incluso improvisó un supuesto diálogo:
“La gente humilde es muy agradecida, es muy buena, no se siente sabionda, actúa con humildad. El otro (día) decía yo que se vacuna a una gente de clase media, no generalizo, pero llega al centro de vacunación molesta. Ya la atienden:
‘–¿Cuánto tiempo va a durar?
‘–No, señora; no, señor, en poco tiempo.
‘–Ah, ¿qué vacuna es? No quiero la... donde me vayan a meter ese chip comunista.
‘–No, señora, es Pfizer.
‘–Ah, pues apúrese ¿no?, ¿por qué se tardaron tanto?, porque tienen la obligación de vacunarnos, es nuestro dinero, son nuestros impuestos.’
“Y ahí van y la vacunan. Ni siquiera da las gracias”.