Glasgow. Vinieron hasta Glasgow de la Sierra Norte de Oaxaca, de la península de Yucatán, del corazón de la zona purépecha de Michoacán, del centro y del norte de la República. Su viaje no fue fácil, tuvieron que enfrentar muchos trámites, sufragar sus gastos y hasta superar todos los obstáculos sanitarios impuestos por el gobierno británico. Pero llegaron a Glasgow y se hicieron escuchar: “Nos están matando en México y todo por defender nuestra tierra, que es al final la defensa de nuestro planeta, del medio ambiente, de nuestro futuro como humanidad”, explicaron a La Jornada. Denunciaron los “estragos” que provocan en sus pueblos los megaproyectos de infraestructura y de energía.
VIDEO: Miles protestan ante cumbre climática de la ONU.
Al igual que los miles de jóvenes y activistas que marcharon por las calles de la capital escocesa, decenas de jóvenes mexicanos, sobre todo mujeres, quisieron denunciar en la Cumbre de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP26) la gravísima situación que están viviendo en sus regiones, por eso se congregaron en torno a la plataforma Defensoras de la Tierra.
Érika, de Morelos, explicó que acuden a “denunciar que las prácticas extractivistas, la minería y los monocultivos están afectando a muchas zonas de México, y esa lucha por la defensa de nuestra tierra lleva acarreado que haya presos políticos, desapariciones de los defensores y hasta los asesinatos que hemos sufrido”.
Ita Mendoza, de la mixteca oaxaqueña, explicó: “nosotros no queremos asistir a la COP26 como tal, queremos generar alianzas y redes con otras organizaciones mundiales y otras luchas para conocernos y colocar nuestras voces como pueblos originarios. Sabemos que en espacios como la COP nuestras voces están excluidas, a pesar de que se toman decisiones que afectan a nuestras comunidades directamente y a pesar de que los pueblos originarios somos los cuidadores de la tierra. Y pese a eso somos los primeros en ser asesinados”.
Mendoza cree que la solución para la crisis climática “no vendrá nunca de la gente que toma las decisiones en la COP26, sino de nuestros pueblos”. Y en resumen, que “el viejo colonialismo se está juntando con el nuevo colonialismo. Por eso le llaman neocolonialismo, que al final es una extensión de esa invasión que tuvimos los pueblos hace 500 años y que aún no termina”.
Wendy Juárez, de la Sierra Norte de Oaxaca, señaló que “desde los países del norte hay una preocupación respecto al cambio climático, al ambientalismo y la ecología, pero se desvincula de la defensa del territorio. Y eso es muy importante y hay que señalarlo, porque en el discurso de la COP oficial se dice que la solución a la crisis climática es simplemente desarrollar las energías renovables y acelerar la transición energética, pero esto supone en nuestras comunidades asesinatos de activistas, como el de Samir Flores, o el despojo de territorios, como ocurre en el Istmo. Por eso denunciamos este ecologismo blanco que en la práctica se traduce en el asesinato y el despojo de nuestras tierras”.
GALERÍA: Miles de activistas climáticos alzan la voz.
Mitzy Violeta Cortés, de 22 años y de San Sebastián Tecomaxtlahuaca, Oaxaca, denunció los estragos en sus territorios de los “megaproyectos, las refinerías, las hidroeléctricas”, que generan “despojo y destrucción”. “Y son los pueblos indígenas los que están defendiendo los territorios y nos están matando, por eso no entendemos cómo mientras se habla de alternativas a la crisis, de crear un futuro más sostenible para nuestro planeta, no estamos viendo todas las resistencias que están defendiendo el agua y la tierra”.
Erandi Medina, purépecha de Michoacán, explicó por su parte que “el principal problema en mi tierra es el monocultivo de aguacate, que en su mayoría es para exportación y nos deja mucha violencia en nuestro territorio en términos de salud, del cambio del uso del suelo y en problemáticas ligadas al crimen organizado. El monocultivo hace que desaparezcan otro tipo de cosechas, que es la desaparición de nuestra cultura, además de precarizar nuestros trabajos y nuestras formas de vida. Por eso insistimos en decir que las alternativas vivas a esta crisis climática son los pueblos indígenas”.
Mindahi Bastida, del Consejo Regional Otomí Tolteca del centro de México, representante de la Alianza de Guardianes de la Madre Naturaleza y coordinador general del Consejo Otomí del Alto Lerma, señaló que están en Glasgow “por responsabilidad con la tierra y porque el calentamiento global, además de ser una crisis climática, es también una crisis ecológica, que está poniendo en riesgo un millón de especies en peligro de extinción. Por eso tenemos que unirnos para enfrentar este problema grave que enfrenta la humanidad y mejor unirnos con otros pueblos indígenas, que es lo que estamos haciendo. Y vamos a luchar hasta conseguir pararlo”.