La locura por practicar en la vejez el toreo de salón me llevó a resbalar y volar en machincuepa; me llevó en hombros de los compañeros rumbo a la enfermería. Gracias a que apareció el mago del bisturí que escribe en los huesos Luis David Marcial (no confundir con el torero Luis David Adame, que aprende a ser mago), y gracias a sus hechuras finas, regresé del panteón.
Ante la imposibilidad de asistir a la iniciación de “la corrida nocturna de las luces”: disfrute la crónica de Leonardo Páez que denominó “Luces y sombras”, en la crónica televisiva de Heriberto Murrieta y Juan Antonio de Labra; describían paso a paso el festejo: romería, procesión, velitas, el Santo Rosario y sermón de Día de Muertos, que se me confundía con la muerte que se habla de la fiesta brava. Luego aparecieron las sombras que yo vi como oscuridad e imaginé lo de siempre, toritos engordados, cabecita desproporcionada al cuerpo y, al final, la gente gritando: “¡Novillos!”, y luego: “¡Fuera!”
Asociaba lo anterior a un espejo de lo que sucede en el mundo: mil millones de niños “en riesgo”, alerta Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) en sección aparte del periódico.
Alrededor de mil millones de niños, cerca de la mitad de todos los del mundo, viven en 33 países clasificados de riesgo climático extremadamente alto, aseguró ayer el Unicef, y advirtió: “Los líderes mundiales en la COP26, ‘trabajan’ y duermen plácidamente y desperdician una oportunidad importante y urgente de reproducir el terrible camino en el que estamos.
“La COP26 debería ser de los niños”, destacó Henrietta Fore, directora del fondo.
“Aunque las perspectivas son nefastas, los líderes mundiales en la COP26 pueden reconducir el terrible camino en el que nos encontramos. Pueden hacerlo comprometiéndose a aumentar la capacidad de servicios de los que dependen los niños y reduciendo las emisiones de forma más rápida y significativa. El futuro de miles de millones de niños depende de ello.”
El Unicef indicó que las generaciones actuales y venideras de niños tendrán que navegar por un futuro incierto en el que el actual modelo de crecimiento que vincula el desarrollo económico con la explotación medioambiental ya no es viable.
“Luz y oscuridad” del mundo simbolizadas en una corrida de toros.