Ciudad de México. El periodista, catedrático universitario y promotor cultural Froylán López Narváez, gran impulsor de la música afrontantillana y creador de la famosa frase “La rumba es cultura”, falleció la mañana de este sábado en la ciudad de México a las 81 años.
El deceso se debió a un paro cardio-respiratorio, informó a La Jornada Fernando López, el mayor de sus siete hijos y su colaborador en los programas radiofónicos Mi otro yo y Que no te grillen, que se mantuvieron al aire en Radio Educación por más de 20 y 10 años, de forma respectiva.
Los restos del maestro, formador de varias generaciones de comunicadores en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), serán velados esta tarde en la agencia Gayosso Félix Cuevas, al sur de la capital. Serán cremados mañana domingo.
Hombre de gran sentido del humor, Froylán López Narváez nació el 29 de noviembre de 1939 en Charcas, San Luis Potosí, población localizada en el altiplano potosino a la que él rebautizó como San Froylán de la Rumba.
Se hizo periodista desde muy joven y durante varios años formó parte del diario Excelsior, del que salió con el equipo de Julio Scherer a mediados de la década de los 70 del siglo pasado para ser uno de los fundadores de la revista Proceso.
Colaboró también en diversos periódicos de circulación nacional, como Reforma y Milenio, así como en los Canales 11, 22 y y 40 de televisión, además de Radio Educación, donde fue titular asimismo de la emisión Son…eros.
Su mayor legado, según su hijo, “son sus alumnos”, luego de haber ejercido la docencia en la máxima casa de estudios del país durante medio siglo.
“La enseñanza fue el más grande de sus amores; consideraba a sus alumnos como sus hijos y los adentraba formas distintas de conocer no sólo las ciencias y las técnicas de la comunicación, sino la cultura, el arte y la vida; le importaba que se expusiera a otras formas de pensamiento”.
Definido como un hombre abierto a la inteligencia y la sensibilidad humanas, su otra gran pasión fueron las músicas, en específico las de origen afrontantillano. Consideraba que la rumba era cultura, de allí su conocida frase, y sostenía que apreciarla significaba revalorar las expresiones auténticas de los pueblos afroamericanos.