Lisboa. El presidente de Portugal decidió ayer disolver el Parlamento y convocar a elecciones parlamentarias anticipadas para el 30 de enero, con el objetivo de superar el bloqueo provocado por el rechazo del presupuesto para 2022 del Ejecutivo socialista, que rompió con sus aliados de extrema izquierda, con lo que terminaron seis años de relativa estabilidad política.
El rechazo del presupuesto “ha reducido totalmente la base de apoyo del gobierno, mientras 2022 será un año decisivo para una salida duradera de la pandemia y de la crisis social que nos ha golpeado”, sostuvo el jefe de Estado, Marcelo Rebelo, en un discurso transmitido por televisión.
Agregó que “en momentos como este siempre hay una solución en democracia, sin dramas ni miedos, para dar la palabra al pueblo”.
El premier Antonio Costa, quien llegó al poder en 2015 al frente de un Ejecutivo en minoría respaldado por el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista, ya había prometido hacer campaña por “una mayoría reforzada, estable y duradera”.
A la derecha, los dos partidos conservadores sufren divisiones internas que podrían beneficiar al partido Chega, de extrema derecha.
Incluso antes del rechazo del proyecto de ley de presupuesto, que sumió a Portugal en una crisis hace una semana, el presidente advirtió que adelantaría las elecciones previstas normalmente para el otoño de 2023.
El jefe de Estado intentaba forzar un compromiso entre el gobierno y los partidos radicales de izquierda porque, en su opinión, la ley de finanzas era “fundamental” para reactivar la economía con la ayuda de los fondos europeos del plan de recuperación post-Covid-19.
Sin embargo, los partidos de extrema izquierda votaron contra el presupuesto, junto a la oposición de derecha, poniendo fin a una alianza sin precedente desde la llegada de la democracia portuguesa en 1974.