Managua. La veda electoral, periodo en que quedan prohibidas las expresiones proselitistas, comenzó ayer en Nicaragua, en la recta final hacia los comicios generales del próximo domingo. El presidente Daniel Ortega se apresta a confirmar su cuarto mandato consecutivo en 14 años, tras haber puesto en prisión a muchos de los rivales.
Las elecciones presidenciales se celebran en medio de “falta de garantías y libertades”, declaró ayer la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina Regional de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en América Central, que afirmaron que existen violaciones “a las libertades fundamentales”. Las agencias pidieron a Ortega “restablecer el estado de derecho” y liberar a sus opositores encarcelados.
Contra el mandatario hay sólo cinco candidatos desconocidos y acusados de colaborar con el gobierno, tras el arresto de siete aspirantes presidenciales y la anulación de tres partidos opositores, en una ofensiva que desde mayo encarceló a 39 políticos, empresarios, campesinos, estudiantes y periodistas.
La arremetida desató el temor en el empobrecido país centroamericano de 6.5 millones de habitantes. “No hay por quién votar. Daniel tiene esto en la bolsa”, comentó a la agencia de noticias Afp una mujer de 46 años en su casa en la localidad sureña de Masaya.
De los aspirantes de la oposición, la favorita era Cristiana Chamorro, hija de la ex presidenta Violeta Barrios (1990-1997), pero está bajo arresto domiciliario.
Los detenidos están acusados de atentar contra la soberanía, promover sanciones contra Nicaragua, traición a la patria y lavado de dinero, conforme a leyes aprobadas en 2020 por el Congreso, bajo control oficialista.
Tres años y medio después de las protestas que exigían su renuncia y cuya represión dejó más de 300 muertos, Ortega tiene seguro otro gobierno de cinco años con su esposa Rosario Murillo, en calidad de vicepresidenta, a la cabeza del ex guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Unos 4.3 millones de nicaragüenses están llamados a votar –también elegirán a 90 diputados–y según un sondeo de Cid-Gallup, 65 por ciento habría votado por un opositor, aunque la encuestadora pro gobierno M&R afirma que 70.7 por ciento de la intención de voto es para el FSLN.