México retrocedió en el Índice Regional de Interferencia de la Industria Tabacalera 2021, al ubicarse entre las naciones latinoamericanas donde el nivel de participación de la industria en el desarrollo de políticas públicas aumentó, lo que contraviene la aplicación del ar-tículo 5.3 del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud.
Dicho inciso señala que a la hora de establecer y aplicar políticas de salud pública relativas al control del tabaco, las “partes actuarán de manera que proteja aquellas contra los intereses comerciales, de conformidad con la legislación nacional”.
En videoconferencia, Erick Antonio Ochoa, director de Salud Justa Mx, señaló que hubo interferencia directa de “representantes o aliados de la industria tabacalera en la Cámara de Diputados durante el proceso de aprobación de la reforma a la Ley General para el Control del Tabaco”, pues la presidencia de la Comisión de Economía y la Secretaría de Economía “han recogido argumentos de la industria para obstruir el avance de las reformas”.
Durante la presentación de los resultados regionales y nacionales del citado informe, en el que participan representantes de la sociedad civil de 18 países, incluido México, destacó que a diferencia de la medición de 2020, “hoy estamos en peor posición, pues nuestro nación duplicó el nivel de interferencia de la industria del tabaco en la elaboración de políticas gubernamentales sobre productos del tabaco”.
Adriana Rocha , directora de Proyectos de Polithink. denunció que existe una mayor interferencia de la industria tabacalera para evitar que se diseñen y aprueben leyes que limiten su mercado y el uso de sus productos, en pro del derecho a la salud de la población: “hay múltiples ejemplos, como la influencia en tomadores de decisiones, con acercamientos y cabildeos, e incluso, abiertas presiones”.
En el caso de lo ocurrido en el Senado, donde se aplazó la discusión de la minuta que reforma la LGCT, para ampliar los espacios libres de humo, destacó que se buscó crear y explotar las lagunas legislativas como la “supuesta falta de un lenguaje incluyente, que desvió la atención de los temas centrales, lo que es un claro mecanismo de interferencia de la industria tabacalera”.
En defensa de sus intereses la industria tabacalera “no sólo difunde información falsa, incluso dictámenes falsos que promueven una regulación a modo”, tras destacar que en semanas recientes circuló en el Senado un anteproyecto de ley con regulación laxa para el uso de vapeadores, la cual, dijo, “al final nadie se adjudicó”.