“El empoderamiento económico es un factor de protección contra las violencias, pero además es un desaprovechamiento del talento de la mitad de la población, del bono demográfico, y especialmente nos perdemos de su productividad y la retribución al sistema hacendario”, expuso Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
En el foro El sector Fintech, hacia la igualdad laboral, organizado por el Inmujeres, la embajada británica en México y Caravana Fintech, la funcionaria destacó que a las mujeres no solo les preocupa la violencia que se ejerce en su contra, sino también “tener recursos propios poder salir a trabajar”.
Subrayó que para ello deben “tener un sistema de cuidados que les de la certeza de que sus seres queridos van a ser atendidos”, por eso “estas problemáticas las convertimos en los objetivos estrategias y acciones puntuales del Proigualdad”.
Indicó que “de acuerdo a la ENOE 2021, la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral es 42 por ciento, muy por debajo del 74 por ciento de la presencia de los hombres, lo que nos ubica como la segunda economía de la OCDE con las tasas más bajas de participación de las mujeres en el mercado laboral, solo por debajo de Turquía”.
La OCDE dice que “la brecha salarial es uno de los tres factores más importantes de desigualdad de género junto con el reparto desigual del trabajo no remunerado y las violencias contra las mujeres, reporta que México tiene una brecha salarial entre mujeres y hombres de 19 por ciento”.
En inclusión tecnológica, añadió que la brecha digital es “importante”, pues “ocho de cada 10 mujeres en zonas rurales no usa tecnologías, no porque no quieran, sino porque no tienen acceso, mientras que en las zonas residenciales urbanas no las utilizan cinco de cada 10, ósea tenemos una brecha”.
Según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de 2018, “solo 37 por ciento de las mujeres lleva un presupuesto o registra sus ingresos o gastos, además 23 por ciento de las mujeres no ahorra, y de las que ahorran 15 por ciento lo hace de manera formal, 31 por ciento a través de medios informales y más o menos la misma cantidad usa los dos métodos”.
Expuso que “las brechas salarial, financiera, digital y en el mercado de trabajo evidencian que las mujeres no tienen las mismas posibilidades que los hombres de generar sus propios ingresos y recursos lo que las hace vulnerables frente a la violencia”.
Amy Clemitshaw, embajadora adjunta del Reino Unido en México, señaló que “la inclusión financiera de las mujeres no solo es positivo en términos de la justicia social y la equidad, sino que también es beneficioso en la propia operación de la empresa y su efecto económico”.
Agregó que la representación diplomática británica en México “está comprometida en apoyar el empoderamiento económico de las mujeres y la inclusión de las mujeres en los servicios financieros, juegan un rol doble para este fin. Por un lado los servicios financieros tiene que ser accesibles a las mujeres y por otra par representan una fuente de empleo atractivo para las mujeres. El sector Fintech con sus modelos novedosos inclusivos puede generar un efecto positivo en ambos sentidos”.
Destacó que los créditos para las mujeres significan un menor costo financiero en relación al de los hombres, puesto que “evidencia estadística sugiere que presentan menores tasas de impago, y por ende la colocación del crédito dirigido al mercado femenino se traduce en una menor reserva de capital para entidades financieras reguladas”.