Sigue su curso la desaseada cuan tenebrosa telenovela “tortugas cómplices” –con el fiscal Alejandro Gertz Manero y el delincuente Emilio Lozoya en los papeles protagónicos– y a dos años y medio de iniciada todo apunta a que uno de los casos más sonados de la “justicia” a la mexicana se mantendrá sin final feliz, salvo para el imputado por operaciones con recursos de procedencia ilícita, asociación delictuosa y cohecho, quien se mantiene en libertad condicional, sin prisión domiciliaria y degustando exquisitos platillos de la cocina oriental, entre muchos otros. Se trata del culebrón en el que uno de los protagónicos hace como que denuncia a otros delincuentes y el otro hace como que investiga alos malosos involucrados en la interminable ca-dena de corrupción en Petróleos Mexicanos (Pe-mex) y otras instituciones, siempre en el circuito político-privado que tanto daño causó al erario.
En mayo de 2019 formalmente se declaró prófugo de la “justicia” mexicana al ex director de Pemex, quien para entonces ya se encontraba fuera del país; en febrero de 2020 la policía española lo aprehendió en Málaga y de ahí lo envió a una cárcel en Madrid, donde pasó cinco meses. A mediados de julio de este último año fue extraditado a México a donde llegó solo para internarse en un hospital privado aduciendo “razones de salud” y después cómodamente se fue a su casa. El 28 de julio, en la audiencia de vinculación a proceso, el juez José Artemio Zúñiga Mendoza consideró “justo” que el acusado gozara de libertad condicional, por mucho que los delitos que se le imputan son de gran calibre. Ante esta barbaridad, las partes acusadoras –Fiscalía General de la República y Pemex– no solicitaron prisión preventiva ni pago de fianza, pero sí han tolerado prorrogar y prorrogar (en cinco ocasiones, hasta ahora) el plazo para cerrar la investigación.
Pues bien, el siguiente capítulo dice así: “mañana se llevará a cabo la audiencia del ex director de Pemex en el Centro de Justicia Penal Federal con sede en el Reclusorio Norte, donde el juez de control Artemio Zúñiga Mendoza determinará si le concede una nueva prórroga del plazo para el cierre de la investigación complementaria del proceso que se le sigue relacionado con el caso de Odebrecht, a fin de continuar reuniendo pruebas en su descargo. Ese día se vence el plazo para que la FGR presente la conclusión de las investigaciones por lavado de dinero, cohecho y asociación delictuosa que se imputan a Lozoya Austin, quien recibió 10.5 millones de la empresa Odebrecht y más de 3 millones de dólares del empresario Alonso Ancira.
“Sin embargo, por sexta ocasión la defensa legal del ex funcionario encabezada por el abogado Miguel Ontiveros, solicitó al juez de control el nuevo plazo para que se realice la audiencia de cierre de investigación en su contra. Si el impartidor de justicia decide rechazar la solicitud, la FGR tendrá un plazo de 15 días para presentar la acusación contra Lozoya Austin por delitos de lavado, asociación delictuosa y cohecho, mientras sus abogados responderán la acusación y presentarán pruebas de descargo para que se fije la fecha para la etapa de la audiencia intermedia.
“En las próximas semanas se cumplirán 16 meses de que Lozoya Austin compareciera por primera vez ante un juez y sigue en libertad condicional, con medidas que no incluyen prisión domiciliaria. Desde su extradición a México, en julio de 2020, Lozoya ha permanecido en libertad, pues la FGR mantiene un acuerdo para que el ex funcionario sirva de testigo colaborador contra otros ex servidores públicos y legisladores, que presuntamente se beneficiaron con los recursos entregados por Odebrecht” ( La Jornada, César Arellano García).
Entonces, transcurridos dos años y medio, el culebrón parece no tener fin. Habrá que ver lo que decide el juez Zúñiga Mendoza, pero todo indica que la FGR no pondría reparos en una nueva prórroga, la sexta al hilo y siempre favorable a Lozoya, quien ya selecciona restaurante de lujo para pavonearse de que hace lo que le venga en gana. Lo cierto es que el ex director de Pemex debió ir directamente del aeropuerto al reclusorio y allí quedarse. A ver cuándo. No deje de ver el siguiente capítulo.
Las rebanadas del pastel
Claudito cree que son mastines, pero el junior no se ha dado cuenta de que su adquisición fue desastrosa: de los tres perritos que compró (uno blanquiazul, otro tricolor y el siguiente amarillo con negro) no se hace ni la mitad de un chihuahueño chimuelo.