Hace ocho años la acuarelista Patricia Gorostiza (1962) empezó a crear la serie que ahora da vida a Dulce carcajada en Casa Lamm, exhibición con 12 cuadros de pequeño formato en los cuales un ejército de calaveritas invade y juguetea en un plantío de tunas y nopales.
Estas diminutas cabezas, todas distintas entre sí, incluso, personalizadas, tienen la risa y la burla a flor de piel gracias a sus bocas dentudas abiertas. Las piezas están realizadas con acuarela y lápiz graso, y el resultado es espontáneo y expresionista.
La muestra tiene como antecedente Osamentas esplendorosas y Sólo voy de paso, en las que Gorostiza comenzó a utilizar el esqueleto como medio para representar lo más profundo del ser. En Dulce carcajada sus personajes han evolucionado. Ya que la vida es como es, hay que aceptarla con buen humor. “Si la vida duele, pica, rasguña o sangra, mejor me río”, ha dicho la artista.
La temática de la expositora refleja las preguntas que ella misma se hace, de allí que retrata su propia interioridad. Los títulos de las obras son más que ilustrativos: El que es tuna donde quiera pica, ¿De qué te ríes?, La última vida y nos vamos, ¡Ya qué! y Muertas pero chistositas. Su colorido proviene de la misma naturaleza; sin embargo, son tonos relacionados con la alegría y el gozo de estar vivos.
Gorostiza estudió medicina con una especialidad en farmacología, profesión que combina con su pasión por la pintura. Desde los siete años pinta luego de haber vivido la experiencia estética en el Museo de Arte Moderno, en Los Ángeles, Estados Unidos.
Tras haber incursionado y estudiado diferentes medios, para ella, la acuarela es una técnica que cuenta con varias particularidades que son muy explotables. En un principio su creación se basaba en el arte representativo, mediante un trabajo muy dibujado y contrastado. En la actualidad, trata de construir sus piezas con concepto, color, contrastes y volúmenes.
“Para alcanzar un dominio en el manejo de la acuarela se deben manejar, además de las teorías de dibujo y composición, las propiedades del papel, los diversos pinceles y las características físico-químicas de los pigmentos que la industria nos ofrece. Sin embargo, quienes nos dedicamos a pintar con esta técnica tenemos muy claro en qué momento llegamos a esa frontera donde el agua es la que decide lo que sucede. Este momento en particular me resulta verdaderamente cautivador”, ha dicho la artista.
Entre sus proyectos está continuar con la experimentación: “Estoy en el proceso de involucrar el textil, que en la plástica da resultados fabulosos y, en lo conceptual, se presta a abrir otro mundo. También pinto sobre seda. Se trata de piezas y accesorios de vestir como mascadas y blusas”.
Dulce carcajada permanecerá hasta el 14 de noviembre en la Galería Central de Casa Lamm, Álvaro Obregón 99, colonia Roma.