París. Diecinueve meses después del comienzo de la pandemia, el mundo rebasó ayer 5 millones de muertes a causa del coronavirus, aunque expertos creen que el número real podría ser de dos a tres veces mayor.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que es un “hito devastador”, y que “estamos fallándole a una gran parte del mundo” al calificar de “vergüenza” que países industrializados ya ponen la tercera dosis, mientras en África sólo 5 por ciento de la población completó la inmunización.
La pandemia, cuyo saldo es muy superior al de la mayoría de las epidemias virales de los siglos XX y XXI, con excepción del sida y la gripe española, devastó y doblegó a naciones de todo el mundo.
En total, Estados Unidos, la Unión Europea, Gran Bretaña y Brasil, que suponen un octavo de la población mundial, reportaron casi la mitad de las muertes. Tan sólo Estados Unidos contabilizó 740 mil fallecidos, más que ningún otro país.
La cifra de víctimas, realizada por la Universidad Johns Hopkins, equivale a las poblaciones combinadas de Los Ángeles y San Francisco. Es comparable al número de muertos en batallas entre países desde 1950, según el Instituto de Oslo de Investigaciones de la Paz. Es la tercera causa de muerte global después de la enfermedad cardiaca y los infartos.
El número es casi con certeza inferior al real debido a las limitaciones de pruebas diagnósticas y a que algunas personas murieron en casa sin recibir atención médica, especialmente en zonas pobres.
“Lo que es distintivo de esta pandemia es que golpea más duro a los países de muchos recursos. Esa es la ironía del Covid-19”, señaló el doctor Wafaa El-Sadr, director de ICAP, un centro de salud global en la Universidad de Colombia.
Las naciones ricas con esperanzas de vida más largas tienen una proporción mayor de personas ancianas, sobrevivientes de cáncer e internos de residencias de ancianos, todos especialmente vulnerables al virus, indicó El-Sadr. Las más pobres tienden a tener más proporción de niños, adolescentes y jóvenes adultos, que son menos propensos a enfermar de gravedad por el coronavirus.
Pese a un brote de la variante delta que tocó techo a principios de mayo, India tiene ahora una tasa diaria de muertes reportadas mucho menor que la de Rusia, Estados Unidos o Gran Bretaña, tres países más ricos, aunque sus cifras están envueltas en incertidumbre.
La aparente desconexión entre salud y riqueza es una paradoja que los expertos en enfermedades analizarán durante años. Pero el patrón que se ve a gran escala, al comparar países, es diferente del que se ve de cerca. Dentro de cada nación rica, los vecindarios más pobres son los más golpeados.
En Estados Unidos, por ejemplo, el Covid-19 se ha cobrado un precio desproporcionado sobre negros e hispanos, que son más propensos que los blancos a vivir en condiciones de pobreza y tienen menos acceso a atención médica.
Por lo pronto, el presidente Joe Biden dio negativo a su llegada a la ciudad de Glasgow, donde asiste a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
El mandatario se hizo la prueba porque es un requisito para ingresar a Reino Unido, informó la subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre, y confirmó que la vocera Jen Psaki dio positivo.
Psaki indicó que vio a Biden por última vez el martes pasado, pero mantuvieron la “distancia de seguridad” y llevaban mascarillas.
Cerca de 9 mil empleados de la ciudad de Nueva York fueron suspendidos sin goce de sueldo por negarse a inocularse, mientras los estados de Estados Unidos desperdician un promedio de 4.8 por ciento de las dosis disponibles, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
Israel, Australia, Tailandia, Argentina y Uruguay reabrieron sus fronteras, tras meses de aislamiento para evitar los contagios.
Indonesia se convirtió en el primer país en autorizar la vacuna de Novavax, la cual usa una tecnología distinta a las inyecciones actuales, indicó la compañía biotecnológica.
El saldo mundial es de 247 millones 88 mil contagios y 5 millones 4 mil 691 muertes, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins.