Una afortunada coincidencia me permitió acompañar a Paco Ignacio Taibo II, Carmen Sánchez Parada, Alejandro Camarena y Leonel Manzano a entregar la colección “21 para el 21” a los círculos de lectura de la Mixteca y los valles centrales de Oaxaca. Vi a nivel de cancha, aunque fuera por sólo dos días, cómo funciona “21 para el 21” y recordé, tras meses de pesimismo, por qué apoyo al gobierno actual y por qué sigo en Morena, a pesar de espectáculos como el que dieron el sábado, en la sesión del Consejo Nacional los dirigentes formales del partido (un Comité Nacional sin legitimidad, un presidente del partido impuesto por el INE y el TEPJF, por doquier “comisiones” o cosas arbitrarias, contrarias a los estatutos y una presidenta del consejo que podría enfrentar la crisis, pero no sabe o no quiere hacerlo).
Vayamos a Oaxaca y dejemos la burocracia que se le impuso a Morena violando sus estatutos. Nuestra primera escala fue la Normal Rural Vanguardia de Tamazulápam, internado para mujeres, la gran mayoría de muy escasos recursos provenientes de todo Oaxaca y de los estados vecinos, donde Paco saboteó amistosamente el acto formal preparado por las autoridades educativas, y entró en directo contacto con las alumnas de la guardia de la Federación de Estudiantes Campesinas Socialistas de México, que eligieron los libros que querían y platicaron con Paco, Carmen, Leonel y Salvador sobre los libros. Dos colecciones completas de “21 para el 21” se entregaron a la biblioteca del plantel y al círculo de estudios del comité estudiantil. De ahí fuimos a Huajuapan y al día siguiente estuvimos en Tlacolula y en la capital del estado. En cinco eventos con los coordinadores o representantes de centenares de círculos de estudio, Paco y los impulsores de los círculos y clubes de lectura en Oaxaca entregaron cientos de colecciones para su lectura colectiva, así como cajas de libros donados por promotores de la lectura. En cada caso, Paco enfatizó que las campañas de promoción de la lectura que se basan en la obligatoriedad de la lectura, o que tengan carácter punitivo (reducir calificaciones, leer para aprobar, etcétera), están destinadas al fracaso, lo mismo que aquellas inspiradas en la mercadotecnia, con artistas o futbolistas que nunca han leído.
Para promover eficazmente la lectura, hay que enfatizar su carácter no obligatorio, sino placentero y subversivo. Que lea quien quiera, pero para que pueda leer, hay que acercarle los libros. Lo decía Paco desde su experiencia como promotor de la lectura, en su penúltimo gran tramo al lado de Paloma Saiz y el equipo de la Brigada Para Leer en Libertad. Ahora, desde la dirección del Fondo de Cultura Económica y con el respaldo total del Presidente (el impulsor inicial del proyecto de llevar 2 millones 100 mil libros a todos los rincones del país), esa incansable labor adquiera una potencia inusitada con lemas como “por una República de lectores” o “leer para ser libres”. Y reiterando que hay que leer por placer, leer para disfrutar, leer para enriquecer nuestra vida.
En cada caso, más de la mitad de los promotores de lectura (que lo hacen gratis, dicho sea de paso) eran profesores de primaria o secundaria y militantes de la CNTE. Muchos de remotas poblaciones, que se acercaron a enseñarme fotografías de sus clubes, sus lectores, sus escuelas. No pocos de ellos (por eso se acercaron a mí) habían leído alguno o algunos de mis libros y me pedían que los visitara (¡ah!, ¿quién fuera ubicuo?, ¿quién pudiera ir a todos los pueblos de la Mixteca a los que me invitan?) No pocos de ellos habían leído ya al menos la mitad de los 21 libros que seleccionó el equipo de Paco Ignacio (a mí me faltan cuatro). Sobre la selección se podrán decir muchas cosas: no todos los libros son para todos, pero habrá más de dos, más de tres que nos gusten a quienes leemos por el placer de la lectura. Y nadie podrá acusar a Paco de haberlos seleccionado siguiendo sus posiciones políticas o literarias.
En otra reunión, con los directores de las normales públicas del estado, en algunas de las cuales también hay clubes de lectura, se escucharon las demandas concretas de ese sector, clave en cualquier proyecto que tenga que ver con llevar la cultura a todos los rincones del país. La mayor parte de los directores expresaron que uno de los mayores problemas cotidianos que enfrentan sus alumnos es el muy difícil acceso a libros, sobre todo, a los libros que no están obligados a leer.
Ahí es donde está el espíritu de este gobierno y donde está el de Morena: en los pueblos, en las calles, los barrios, en los maestros. Y años de acompañar a Paco me han enseñado que la gente lee cuando tiene acceso a buenos, a sabrosos, a placenteros libros. Nadie como Paco y su equipo, nadie como los profes de la sección 22, para construir una República de lectores.
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