Claudia Sheinbaum acelera el paso y en Colima, adonde fue como parte de su reciente gira por estados de la República, proclama vigentes los tiempos de una candidatura presidencial femenina, mientras en la cúpula de Morena aumenta la tensión con el llamado de Paco Ignacio Taibo II a que renuncie Mario Delgado a la presidencia del partido si no entiende las críticas a escala nacional contra dicha organización, y John Ackerman agrega a sus pioneras acusaciones sobre el tema y sobre Delgado a Bertha Luján, presidenta del consejo nacional morenista.
El revoloteo declarativo de la jefa del Gobierno capitalino es proporcional a su necesidad de afirmarse como aspirante a Palacio Nacional con algo más que la voluntad de su actual habitante. Por su parte, Marcelo Ebrard trata de sumar puntos a partir de portafolios fotográficos internacionales de fugacidad evidente, y Ricardo Monreal se inyecta vitaminas de su propia patente mediante declaraciones de prensa en las que se da por triunfador de una pelea a la que el réferi no lo ha convocado.
La nueva fase de Claudia, como aspirante cada vez más abierta, se ha sustanciado a partir del envío palaciego de Martí Batres como operador concreto de los asuntos diarios de gobierno (con especial aplicación a las alcaldías perdidas), cuidador explícito en fines de semana en que la jefa viaje o haga giras (al extremo de que este secretario publica en redes fotografías en las que se ve trabajando en la oficina en sábados y domingos, como si eso requiriera difusión especial) y desde ahora aspirante casi escalafonario a ocupar el máximo cargo político chilango. Martí hace el trabajo duro mientras Claudia ve al futuro.
Pero el jaloneo más fuerte en lo inmediato se produce en el partido que cree estar en el poder. Mario Delgado entregó un buen saldo cuantitativo de las recientes elecciones (sobre todo en cuanto a gubernaturas) pero entre malo y pésimo en lo cualitativo: pepenó cuanto pudo para agregarlo al morral ebrardista 2024, habilitó candidaturas, luego triunfadoras, que no son compatibles con las propuestas esenciales de la llamada 4T y así ha inoculado al morenismo de los virus que al priísmo y al perredismo llevaron a la intrascendencia o la destrucción.
Taibo II mencionó a Ricardo Monreal como ejemplo de persistente grilla interna e incluso se preguntó si no hay suficientes elementos para pensar que éste promovió candidaturas anti-Morena. Tal vez no haya pruebas de ello pero, en cambio, fotografías y difusión suficiente sí hubo del apoyo del senador “morenista” Eduardo Ramírez, del equipo del ex gobernador chiapaneco Manuel Velasco Coello, al candidato del partido “Verde” a gobernar San Luis Potosí, contra la candidata oficial de Morena, Mónica Rangel.
Los señalamientos de Taibo (“la población dice: ‘Morena no sirve’”), tiene como antecedente lo publicado y vertebrado por John Ackerman, quien a su vez, y sin dejar de señalar lo negativo de Delgado y su conducción de Morena, extendió la crítica hacia Bertha Luján, la presidenta del consejo nacional partidista, a quien en siete puntos acusó, al igual que Delgado, de recurrir “a reprobables prácticas propias del viejo régimen” (https://bit.ly/3CDu7Vc).
En medio de esta discusión, el periodista Pedro Miguel tuiteó ayer mismo: “lo que debemos hacer en @PartidoMorenaMx es impulsar con todas nuestras fuerzas la #ReformaElectrica y la #ConsultaDeRevocacion, no darnos de cuchilladas unos a otros. Pero hay pluralidad y todas las opiniones son respetables”. A lo que Ackerman respondió: “No son ‘cuchilladas’, estimado @Navegaciones, sino dignidad y lucha frente al cinismo de los oportunistas. Te invito a sumarte al rescate de @PartidoMorenaMx”.
Y, mientras el consejo nacional priísta ha negado permiso a Quirino Ordaz Coppel, ex gobernador de Sinaloa, para aceptar la invitación a ser embajador de México en España, por considerar que tal ofrecimiento es divisorio del partido tricolor en sí y, además, de la coalición tripartidista contraria al obradorismo, ¡hasta mañana!
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