Teherán. Irán rechazó ayer las recientes declaraciones de Occidente en el G-20 sobre su programa nuclear, y repudió la política de “máxima presión” de Estados Unidos, al que acusó de querer debilitar a la república islámica antes de una eventual vuelta a la mesa de negociaciones.
El presidente estadunidense, Joe Biden, admitió que Washington “sigue sufriendo” por la decisión de su predecesor, Donald Trump, de abandonar el acuerdo nuclear con Irán, y advirtió que su país “seguirá respondiendo” a las acciones de Irán.
El vocero de la cancillería china, Wang Wenbin, abogó por una “pronta reanudación” de las conversaciones sobre el programa iraní, luego de que Francia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos reafirmaron el sábado durante el G-20 en Roma su “determinación a hacer todo lo posible para que Irán no pueda nunca fabricar o comprar un arma nuclear”.
Los líderes occidentales hablaron de su “intensa y creciente preocupación ante la aceleración de las provocaciones de Irán en el tema nuclear, como la producción de uranio altamente enriquecido”.
La diplomacia iraní rechazó estas acusaciones: “la producción de uranio metal y de uranio altamente enriquecido está destinado a usos pacíficos y civiles”, sostuvo el portavoz de la cancillería, Saeed Khatibzadeh.
Irán logró en 2015 un acuerdo histórico con cinco potencias: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania, que permitió relajar las sanciones internacionales en su contra a cambio de limitar de forma drástica su programa nuclear, así como aportar garantías de que no buscaba construir una bomba atómica.
Sin embargo, Estados Unidos se retiró del pacto de manera unilateral en 2018 y restableció las sanciones contra Irán que, en respuesta, se fue desentendiendo de sus compromisos.
Desde junio pasado las negociaciones para relanzar el acuerdo están en vía muerta.
Khatibzadeh centró sus críticas en los países europeos: “por su inacción en el cumplimiento de sus obligaciones”, aunque también atacó a Estados Unidos, responsable, según él, del bloqueo.
“Al contrario de sus declaraciones, la nueva administración estadunidense sigue con su política de máxima presión con nuevas sanciones o recuperando”, afirmó.