Morelia Mich., La indelicada pero indispensable cinta de ficción Los minutos negros, dirigida por Mario Muñoz, se presentó en la 19 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia para sorprender, con su arriesgada manufactura y su solvente desarrollo, un tema altamente puntilloso. Una congruente cinta con el mensaje de que por más que se quiera componer la corrupción policiaca nomás no se arregla, al menos desde los pasados 40 años.
El filme cuenta la historia del ex músico Vicente Rangel, emparentado con la quintaesencia del naquismo, Rigo Tovar, devenido en decadente e incorruptible detective galán de pueblo, que vive los minutos/horas/días más negros de su vida al intentar atrapar a un despiadado asesino serial de niñas al término del lopezportillismo, con la corrupción como tótem en un pueblo petrolero del golfo de México.
En entrevista, Muñoz cuenta que se encontró con esta sórdida historia cuando editaba su anterior película, Bajo la sal. Al leer Los minutos negros, de Martín Solares, quien participa como coguionista en la adaptación de su propia novela, Muñoz dijo: “Todo partió de mi amor por el libro. De inmediato pensé que me encantaría que fuera mi próxima cinta. Fue un proceso muy intenso, desde hablar con Martín Solares, hasta que se animara a escribir conmigo el guion”.
Afirma que desde un inicio reconocío que el libro hablaba de cuando el cáncer de la corrupción se enquistó en el sistema policiaco, del cual ya no se desprendió y hasta nuestros días padecemos las consecuencias. “Aunque en la historia hay un tímido intento por componer las cosas, por combatir desde dentro la corrupción policiaca personificada en El Macetón, queríamos que el discurso fuera nítido, porque podría ser una película mexicana totalmente desesperanzadora más, pero encontramos que para dar ese mensaje positivo en la película, El Macetón representa a la sociedad. Él somos todos nosotros al estar frente al engranaje de la corrupción y hacernos de la vista gorda. Puedes volverte parte de esto o hacer una pequeña tarea: no puedes cambiar todo el sistema, pero sí decidir por ti, cambiar tú mismo. Esa actitud es la que nos puede dar esperanza”.
Agrega: “Los minutos negros no es un ejercicio intelectual acerca de quién es el criminal. No, no estamos persiguiendo al Asesino del zodiaco, porque la idea de los mexicanos es que no se puede confiar en la policía. Por la corrupción que hay dentro de este cuerpo, una investigación se va a entorpecer más que desahogarla… En la cinta realmente es casi una decisión moral quién se va a aventar a resolver un ese caso, más que tratar de descubrir quién es el culpable. Así, todo el mundo confía en la corrupción, en que todo se puede arreglar con dinero, en que la gente no va a hacer su trabajo y todo se puede arreglar ‘bajita la mano’”.
Mario Muñoz tardó 10 años en sacar a flote esta cinta, y ahora que se estrena, la sensación es de desprendimiento: “Cuando una película se basa en una novela, quieres que la mayoría de las cosas estén en la película. Entonces ese tiempo fue un ejercicio de exprimir y exprimir. Llegó un momento en el que teníamos un guion muy voluminoso: ‘Éste es el guion más chingón de cine mexicano que he leído en mi vida, pero no se puede hacer porque es muy largo y caro’. La realidad del presupuesto y el lenguaje del cine te sitúan en la realidad y te quedas con lo esencial”.