Moscú. La máxima autoridad en materia electoral de la república ex soviética de Georgia dio a conocer ayer que, de acuerdo con los resultados preliminares de la segunda vuelta de las elecciones municipales en los distritos donde ningún candidato logró más de 50 por ciento de votos, celebrada el sábado anterior, el opositor Movimiento Unido Nacional, que afirma haber ganado en todas las alcaldías en disputa, venció sólo en una de las 21 que tuvieron que dirimirse en el balotaje.
Con ello –y una participación de casi la mitad del padrón, es decir, más de un millón de votos depositados– el Sueño Georgiano evita tener que convocar a elecciones legislativas anticipadas, ya que en los restantes 44 municipios vencieron en primera vuelta sus candidatos a alcalde.
Ahora, la capital, Tiflis, y las principales ciudades centraron la disputa por cada voto. El oficialista Kaja Kaladze, famoso ex futbolista, con respaldo de 56 por ciento logró la relección como alcalde de Tiflis, derrotando al presidente del Movimiento Unido Nacional, Niku Melia, que recibió 44 por ciento de los votos.
Los candidatos del Sueño Georgiano gobernarán en ciudades tan importantes como Rustavi, Kutaisi, Poti y Batumi. Sólo en Tsalenjika, en el occidente de Georgia, ganó el aspirante opositor con apenas 2 por ciento más de votos.
De este modo, el Sueño Georgiano, en el poder desde 2012, habría confirmado su triunfo, después de superar en la primera vuelta por 3 puntos y medio el respaldo mínimo de votación proporcional que se había fijado para no convocar legislativas anticipadas, en función del llamado “pacto Michel” –logrado con la mediación del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel–, que puso fin a la crisis política de abril anterior.
Pero en realidad todo indica que el conflicto georgiano dista de haber sido resuelto, por cuanto gobierno y oposición, que proclaman su victoria en las municipales, siguen tan enfrentados como antes de la cita en las urnas o más.
Por si fuera poco, el controvertido líder de los opositores, el ex presidente Mijail Saakashvili, detenido el mismo día que volvió del exilio, lleva un mes en huelga de hambre y su estado de salud es delicado, mientras sus seguidores exigen sea puesto en libertad de inmediato y las autoridades deliberan empezar a alimentarlo de modo forzoso para evitar que muera.