Aunque a mediano plazo no corre riesgo la viabilidad económica de la Pensión para Personas Adultas Mayores, de la Secretaría de Bienestar, es necesario tomar medidas para hacer más eficiente dicho programa social, entre ellas dirigirlo únicamente a quienes no lograron acceder al empleo formal, consideraron investigadores universitarios.
Señalaron que el Estado debe garantizar a las personas de la tercera edad servicios de salud, alimentacion y vivienda de buena calidad, y no sólo una pensión monetaria.
Manuel Canto, profesor del departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco (UAM-X), afirmó que ante el creciente envejecimiento de la población es necesario pensar cómo aprovechar de mejor forma los recursos gubernamentales para seguir ayudando a este sector en años próximos.
Una posibilidad, consideró, sería entregar la pensión no contributiva otorgada por Bienestar únicamente a las personas que durante su vida laboral no pudieron ingresar a un empleo formal, y dejar a quienes sí con la que les concedan los diversos organismos de seguridad social.
De esta forma, podrían incluso duplicarse los fondos que recibirían las personas que nunca pudieron cotizar dentro del sector formal, “lo cual nos conduciría a la distribución del ingreso. Si doy la misma cantidad de dinero a todas las personas, independientemente de los recursos que tengan por otras vías, estoy manteniendo la desigualdad.
“Por el contrario, si puedo dirigir los recursos a quienes no pudieron tener un trabajo en la formalidad, hago que la pensión no contributiva se convierta en un mecanismo de igualación en la vejez. De lo contrario, tendré a unos pensionados con mayores recursos y a otros más pobres”, dijo.
Estrategia “novedosa”
Por su lado, Pilar Berrios, profesora del Departamento de Relaciones Sociales de la UAM-X, consideró que el programa de apoyos a adultos mayores demostró ser una estrategia “novedosa” que podía sostenerse en buena medida con los recursos que se obtienen por la política de austeridad, pero advirtió que no deben descuidarse otros esquemas necesarios.
“Con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, se ha ubicado que de los más de 140 programas que existían, ahora tenemos un abanico de únicamente 60, la mayoría de transferencias monetarias no condicionadas”, lo cual no debería marginar otros esquemas para garantizar a los adultos su derecho a la salud, vivienda y alimentación a través de instituciones que ofrezcan servicios de calidad.
A corto plazo, estimó la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, programas como la Pensión de Adultos Mayores no corren riesgo de ser inviables económicamente, pero es fundamental impulsar empleos formales en la actualidad, pues son éstos los que darán sustento a los esquemas de ayuda para personas de la tercera edad en el futuro.