Cambiar la forma de medir la pobreza, como sugirió el titular de la Secretaría de Bienestar, Javier May, puede ser necesario, ya que la precariedad es un fenómeno dinámico, pero las modificaciones deben enriquecer el modelo actual de registro multidimensional y no sustituirlo por otro completamente distinto.
Así lo indicó Fiorella Mancini, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien señaló que el modelo de cuantificación multidimensional de la pobreza ha sido un gran avance en dicho terreno y abandonarlo impediría comparar resultados de un año con el otro.
Luego de que el martes pasado May Rodríguez llamara a adoptar “nuevos indicadores que midan la pobreza en forma menos multidimensional y más cercana a la gente”, la académica afirmó que es posible modificar esta labor de medición, siempre y cuando sea para incluir nuevas categorías que antes no se consideraban.
“Siempre es muy bueno poner en discusión estos temas, porque la medición de la pobreza no es algo fijo, sino que puede y tiene que ir cambiando en el tiempo. La pobreza no es un concepto absoluto, sino relativo. Es un fenómeno cambiante y está bien pensar en nuevas posibilidades de medición”, estimó en entrevista con La Jornada.
No obstante, Mancini recordó que México es el primer país del mundo que puso en marcha el cálculo multidimensional de la precariedad, “después de muchísimo trabajo, esfuerzo e investigaciones. Es un avance enorme que tiene muchas ventajas, entre ellas que no sólo mide los ingresos de las personas, sino también sus derechos de acceso a la salud, la educación, la vivienda, la seguridad alimentaria y la seguridad social”.
Un posible cambio para mejorar, consideró, sería incluir categorías no previstas hoy, como la calidad de la educación y la salud que reciben las personas, y no sólo el hecho de acceder a estas garantías sociales, “pero hay que tener en cuenta la importancia de la comparación, porque cuando uno cambia demasiado la medición, hace que no sea comparable un año con otro”.
Mancini enfatizó que conceptos como el bienestar subjetivo o la “felicidad” son importantes, para no tomar en cuenta sólo variables económicas; sin embargo, esto no debe “justificar la inacción del Estado” en su obligación de garantizar las necesidades básicas de la población, con la excusa de que los mexicanos, en general, tienen una percepción alta de satisfacción con su vida.